Oye

Oye

Publicado el 27 de abril de 2011

Mike Portrait
Presidente y Fundador
COMPARTA

Hace poco uno de mis amigos más cercanos me regaló el libro “Del tercer mundo al primero”, de Lee Kuan Yew, quien fue primer ministro de Singapur por treinta años.

En el libro, Lee describe el proceso cuando Inglaterra sale de Singapur y le otorga su independencia. En ese momento le ofrecen una serie de programas de asistencia pública para los ciudadanos de Singapur como parte de los arreglos de transición. Me impactó mucho enterarme de que Lee rechazó esa ayuda, anticipando que le haría más daño que bien al pueblo de Singapur, pues atrofiaría el ánimo de trabajo.

El tiempo le dio la razón y actualmente Singapur tiene índices económicos más impresionantes que los de su antiguo colonizador, Inglaterra.

Un mensaje similar nos ofreció la semana pasada el escritor, intelectual internacional y experto en asuntos geopolíticos, Fareed Zakaria. El Dr. Zakaria estaba de visita en Puerto Rico para la Cumbre de Líderes Una Gran Causa, organizada por el Centro para la Nueva Economía (CNE).

Su mensaje a los presentes fue contundente: Puerto Rico tiene que dejar su dependencia en dinero fácil, como lo son los fondos federales y los préstamos, y moverse a crear riqueza nativa. De otra manera el dinero eventualmente se nos acabará.

Fue muy interesante pues nos comparó con Egipto, donde dijo había visto una situación muy similar a la de Puerto Rico: altos índices de educación y salud pero una alarmante falta de empleos. Y como todos sabemos, esa combinación resultó ser altamente volátil para el gobierno de ese país.

A su entender, la capacidad de Egipto de generar ingresos externos sin tener que crearlos internamente fue el causante de esos problemas. En el caso de Egipto, los ingresos provienen del Canal de Suez y del petróleo, en ambos casos recursos disponibles no por inventiva y esfuerzo, sino por accidentes geográficos.

En Puerto Rico sufrimos una situación similar. De acuerdo al último análisis de CNE, el 25 por ciento del presupuesto del Gobierno de Puerto Rico proviene del Gobierno federal. Es decir, de cada cuatro dólares en nuestro presupuesto insular, uno viene del Gobierno federal.

Y la deuda per cápita de Puerto Rico es la más alta en todos los Estados Unidos.

Anticipándome a todos aquellos que cuando se encuentren conmigo me preguntarán, “¿pero, y qué podemos hacer?”, les digo lo siguiente: más claro no canta un gallo. Es vital e impostergable para Puerto Rico empezar a orientar su desarrollo y crecimiento alrededor de la creación de capital local a través de un modelo emprendedor.

El Dr. Zakaria mencionó como un posible ejemplo una estrategia que hemos estado investigando ya hace algún tiempo en el CNE. La idea es crear en Puerto Rico un centro regional interamericano donde podamos fungir como eje de finanzas, ideas y personas entre los mercados de Latinoamérica y Estados Unidos. Otros lugares como Dubái, Hong Kong y el propio Singapur lo han logrado con mucho éxito. La realidad es que ya estamos tarde, pues países como Panamá y ciudades como Miami se han movido con agilidad para ocupar ese espacio. Sin embargo, les aseguro que ellos mismos temblarían si Puerto Rico se propusiera tomar control de ese espacio.

Ciertamente estos son asuntos que ni son fáciles ni se pueden llevar a cabo rápidamente. Implican cambios traumáticos y a largo plazo. Y políticamente no son simpáticos. Pero hay que romperle el pescuezo a este perpetuo letargo puertorriqueño que sufrimos y que ha sido construido de partes iguales de miedo, vagancia y egoísmo.

Es menester en estos días después de Semana Santa, recordar y repetir las palabras de Jesús: “Al que tenga oídos para oír, que oiga…”.

Esta columna fue publicada originalmente en El Nuevo Día el 27 de abril de 2011.