Ahorrar en tiempos de crisis

Ahorrar en tiempos de crisis

Publicado el 29 de julio de 2011

Directora Ejecutiva Asociada
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La mayoría de los puertorriqueños no ahorra. Por décadas la tasa de ahorro personal ha sido negativa.

Según la Encuesta de las Finanzas de los Hogares en Puerto Rico realizada por el Centro para la Nueva Economía, el 57% de los encuestados gastan lo que reciben en ingreso o aún más de lo que ganan. La mayoría indica que no ahorra porque “no gana lo suficiente” o porque “no le sobra el dinero para poder ahorrar”. Sin embargo, varios estudios demuestran que dada la oportunidad, un producto apropiado, orientación y una buena red de apoyo, familias de todos los niveles de ingreso ahorran y son capaces de acumular activos.

Ahorrar no es fácil. Sólo un 14% de los hogares tiene algún plan establecido para ahorrar a largo plazo. Este comportamiento es reflejo de una sociedad que vive en la inmediatez y tiene una visión a corto plazo. Apenas un 29% dice ahorrar cuando les sobra algo a fin de mes. A todos nos gustaría ahorrar cuando podamos: cuando consigamos un mejor trabajo o cuando nos aumenten el sueldo; pero en realidad debemos comenzar a ahorrar desde que somos niños y si somos ya adultos, tenemos que ahorrar aunque estemos en tiempos difíciles.

Cada familia tiene distintas necesidades a través del tiempo, por lo tanto se ahorra por diferentes razones y de diversas maneras. La mayoría de los incentivos para ahorrar e invertir se encuentran en el Código de Rentas Internas. El Código provee impuestos más bajos para dividendos y ganancias de capital a largo plazo y permite deducir los intereses de préstamos hipotecarios. También permite, por ejemplo, excluir del ingreso tributable el dinero invertido en cuentas IRA, planes de pensiones y otros vehículos similares de inversión. A pesar de que estos incentivos hacen atractiva la inversión y miles de puertorriqueños tienen este tipo de cuentas, la crisis económica ha afectado los patrones de ahorro en Puerto Rico. Datos del Departamento de Hacienda indican que desde el 2005 la cantidad de individuos que aportan a cuentas IRA se ha ido reduciendo año tras año así como la cantidad total de aportaciones.

La situación se agrava aún más, dado el aumento en la expectativa de vida y la crisis en el sistema de Seguro Social y en los sistemas de Retiro del Gobierno de Puerto Rico. La mayoría de las personas cuentan con el Seguro Social como su principal fuente de ingresos para el retiro, pero sabemos que este sistema, en su estado actual, no es suficiente para mantener los estándares de vida de esta población. Estos sistemas de pensión tendrán que reformarse drásticamente en los próximos años, probablemente reduciendo beneficios y/o aumentando la edad para recibir los mismos. Esto nos obliga a asumir una mayor responsabilidad sobre nuestras finanzas con carácter de urgencia.

El ahorro planificado es indispensable para lograr seguridad económica a largo plazo y contar con un acervo económico que nos ayude a sobrevivir emergencias, invertir para el futuro de los hijos o planificar para el retiro. Aunque todos los puertorriqueños nos vemos afectados por la recesión actual, los más afectados son personas de escasos recursos. Los incentivos actuales tienden a favorecer a aquellas personas con mayores ingresos ya que, mientras más ingresos tenga la persona, aumenta la probabilidad de tener acceso a un plan de pensiones u otros vehículos de inversión y puede hacer aportaciones mayores. Los más necesitados tienen una probabilidad menor de participar y beneficiarse de estos programas. Es necesario entonces, simplificar y hacer más accesible la oportunidad de ahorrar. Estudios demuestran, por ejemplo, que si los empleados son inscritos automáticamente en planes de ahorro, en vez de tener que pedirlo (pero con la oportunidad de “opt-out”), la participación aumenta dramáticamente.

Ahorrar requiere disciplina, compromiso y convencimiento. Pedirles a personas de escasos ingresos y recursos que ahorren parece imposible, pero existen diversos programas que han probado ser exitosos con familias de escasos recursos. Las cuentas de desarrollo individual para niños y adultos proveen mecanismos que incentivan el ahorro en este grupo con ingresos limitados. Estas cuentas de ahorro están diseñadas para personas de bajos ingresos. El mayor incentivo es que proveen pareos por un tercero, ya sea el gobierno, una institución financiera o alguna organización comunitaria. Un programa de cuentas de ahorro para niños en Puerto Rico se puede modelar en el que existe en la ciudad de Caguas, donde a cada niño que nace puede acceder una cuenta de ahorro con doscientos cincuenta dólares ($250).

A cambio de este pareo se le requiere a los participantes a que asistan a clases de educación financiera, que ahorren una cantidad mínima al mes y que el dinero sea utilizado sólo para educación, para el pronto de su primer hogar o para invertir en un negocio. Una vez aprenden las bondades del interés compuesto y experimentan cómo el pareo de sus ahorros aumenta su capital—su voluntad para ahorrar aumenta.

Además, varios experimentos con cuentas de ahorro individuales y para niños demuestran que, más allá de lograr acumular capital, generan otros efectos positivos en los participantes. Entre estos se encuentran aumentos en la autoestima, la confianza en sí mismo, optimismo sobre su futuro, sentimiento de seguridad, prudencia fiscal, y mejor conocimiento en los niños y adultos sobre las finanzas. También aumenta la probabilidad de que los participantes completen estudios universitarios. Estos efectos secundarios por si solos deben ser suficientes para establecer un programa de ahorro universal en Puerto Rico, y si ayuda a mejorar los niveles de ahorros de la mayoría de los puertorriqueños ¿por qué no comenzar su implementación lo más pronto posible?

Esta columna fue publicada originalmente en El Vocero el 29 de julio de 2011.