Entre la espada y la pared

Entre la espada y la pared

Publicado el 20 de septiembre de 2013

Sergio portrait
Director de Política Pública
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De acuerdo con el informe REGIONAL AND STATE EMPLOYMENT AND UNEMPLOYMENT — AUGUST 2013 publicado hoy por el Bureau of Labor Statistics del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, el empleo asalariado no-agrícola en Puerto Rico se redujo de 924,900 en agosto de 2012 a 884,300 en agosto de 2013, una reducción de 40,600 empleos, equivalente a un 4.4%, en un periodo de 12 meses.  La tabla a continuación contiene un desglose por sector económico:

Employment Chart

Fuente: Regional and State Employment and Unemployment – August 2013, Table 6: Employees on nonfarm payrolls by state and selected industry sector, not seasonally adjusted [In thousands] y el Dr. Orlando Sotomayor.

Esta drástica baja en el empleo es consistente con otros indicadores, tales como el Índice de Actividad Económica del Banco Gubernamental de Fomento y la merma en los recaudos del Fondo General, que apuntan a una marcada contracción en la actividad económica en Puerto Rico durante los últimos meses.

Y éste es el problema de fondo de Puerto Rico.  Mas allá del revuelo en el mercado de bonos, el verdadero problema es la contracción de la economía y la falta de una estrategia bien articulada, en vez de  propaganda idiotizante, para restaurar el crecimiento.  Si la economía sigue en caída libre, como aparenta estarlo en estos momentos, es muy poco probable que Hacienda cumpla con los recaudos estimados para el año fiscal 2014.

Por otro lado el aumento en los impuestos por más de $1,400 millones, una consolidación fiscal equivalente al 2% del Producto Nacional Bruto (PNB) del país, a su vez contribuye a la desaceleración económica ya que ese dinero no se va a utilizar para inversión en bienes públicos con una larga vida útil como recomendó John Maynard Keynes, sino para cuadrar la caja, aumentar las aportaciones patronales al plan de retiro y para pagar deuda.

Sería un error, sin embargo, asumir automáticamente que recortar gastos en vez de aumentar impuestos tendría un efecto positivo sobre la economía.  Ambas políticas, aumentar los impuestos o reducir el gasto gubernamental, son pro-cíclicas en el contexto de una contracción económica.  Dicho de otra manera, ambas tienden a agudizar la recesión.

El gobierno de Puerto Rico, por tanto, se encuentra entre la espada y la pared: la constitución de Puerto Rico requiere un presupuesto balanceado, los mercados de bonos lo exigen para seguir prestándole al gobierno, y el acceso a los mercados de capital actualmente es limitado. Esto significa que  emitir más deuda tampoco es una opción en este momento.

Para variar, los economistas no están de acuerdo sobre cual de las dos políticas fiscales es menos dañina en el contexto de una recesión.

De un lado, se encuentran los que argumentan que una reducción o eliminación del déficit gubernamental sirve para restaurar la “confianza” de los inversionistas privados en la economía y eventualmente generaría un aumento en la inversión privada que levantaría la actividad económica.

Del otro lado, hay economistas que argumentan que un aumento en los impuestos, si es enfocado y concentrado en las personas o familias con altos ingresos, es menos dañino para una economía en recesión ya que una reducción de un dólar en el gasto gubernamental reduce la demanda agregada por un dólar, tal vez más dependiendo del efecto multiplicador, mientras que un aumento en los impuestos a la personas con altos ingresos tiene un impacto negativo menor en la demanda agregada ya que éstos tienden a consumir una porción menor (en términos relativos) de sus ingresos.   Dicho de otra manera, los ricos, por virtud de sus ingresos y ahorros, pueden seguir consumiendo más o menos lo mismo y a la misma vez pagar el aumento en los impuestos.  Por tanto, el efecto en la demanda agregada es menor.

Dejo a los lectores que escojan la versión de la teoría económica que encuentran más convincente de acuerdo a sus preferencias políticas.

Mas allá de los debates teóricos, para salir de esta trampa Puerto Rico tiene que elaborar una sofisticada estrategia de desarrollo económico a mediano plazo.  El primer paso consiste en identificar los nichos y las áreas en todos sectores productivos—agricultura, manufactura, servicios, comercio, entretenimiento y  turismo, etc.—en la cuales Puerto Rico tiene o pudiera tener una ventaja comparativa.

El segundo paso consiste en (1) identificar el capital, en todas sus formas, que hace falta para explotar cada una de esas oportunidades; (2) promover en Puerto Rico la investigación y la innovación en cada uno de esos sectores; (3) aprovechar la apertura de la economía de Puerto Rico, no sólo para lograr acceso a otros mercados, sino también para atraer los flujos de conocimiento, personas, capital, y tecnología necesarios para el desarrollo de nuestra capacidad productiva en los sectores identificados; y (4) establecer las instituciones que faciliten la creación de una base de producción nacional y la articulación de una red de eslabonamientos entre los diversos sectores productivos, condiciones indispensables para el desarrollo sostenido a largo plazo.

Tercero, hay que plasmar todo esto en un plan de desarrollo a mediano plazo, digamos de cinco a siete años, con objetivos de progreso medibles, y cuya implementación y coordinación esté a cargo de un grupo de servidores públicos profesionales en conjunto con representantes del sector privado.

Finalmente, al cabo de cinco o siete años el plan se debe revisar, determinar que funcionó y que no, que hizo falta y que sobró, e identificar que actividades no generaron la actividad económica esperada y redirigir recursos de esas actividades a otras más productivas.

Si no hacemos esto seguiremos tratando los síntomas del paciente, pero no la causa subyacente de la enfermedad.  Y eso es lo que está preocupando a los mercados. Que no tenemos un plan, ni una estrategia para crecer la economía. Estamos trabajando con la fiebre, pero no estamos mirando dónde está la infección, dónde está el problema verdadero que tenemos que resolver.