Ponencia ante la Comisión de Asuntos Energéticos y Recursos de Agua del Senado de Puerto Rico sobre el P. del S. 837

Ponencia ante la Comisión de Asuntos Energéticos y Recursos de Agua del Senado de Puerto Rico sobre el P. del S. 837

Publicado el 14 de enero de 2014

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Director de Política Pública
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Sin un servicio de energía eléctrica de alta calidad, confiable y a un costo razonable, va a ser muy difícil, por no decir imposible, promover el desarrollo económico de Puerto Rico de manera sostenible y a largo plazo. Para lograr ese objetivo es necesario re-estructurar a fondo la Autoridad de Energía de Eléctrica, la cual funciona como un monopolio autoreglamentado desde 1941 y también controla y reglamenta el mercado eléctrico en Puerto Rico.

De entrada, es necesario reconocer que la AEE no puede seguir operando como hasta ahora y que tampoco es factible, o deseable, privatizarla o “romperla en mil pedazos” como sugieren algunos.

De un lado, el modelo económico y operacional de la AEE ha llegado a su límite. La situación financiera de la AEE es sumamente frágil. De acuerdo con los estados financieros auditados de la AEE al 30 de junio de 2012, sus obligaciones excedían sus activos por $515.7 millones; y ha reportado pérdidas de $346 millones; $272 millones; y $129.7 millones durante los años fiscales 2012, 2011, y 2010, respectivamente.

Por otro lado, la AEE no se puede vender o privatizar precisamente porque está al borde de la insolvencia. El precio que estaría dispuesto a pagar un comprador potencial sería muy probablemente menor a la deuda acumulada de la AEE, cuyo principal actualmente excede los $9,000 millones. Si le sumamos el interés al principal, la deuda a largo plazo de al AEE excede los $15,000 millones.

Todo esto apunta a que la AEE va a tener que cambiar la manera en que opera si es que ésta va a sobrevivir.