Living with Risk Daily Briefing – 13 de abril

Publicado el 13 de abril de 2020 / Read in English

Centro para una Nueva Economía

Editado por
Sergio M. Marxuach

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Cuatro cosas que debes saber hoy

1) Perspectiva y consejos desde España

Análisis por Deepak Lamba Nieves, PhD, director de Investigación de CNE

En nuestra segunda conversación de la serie Living With Risk Conversations hablamos con el doctor Juan Alonso-Echanove. El Dr. Alonso-Echanove es un médico y epidemiólogo que conoce muy bien a Puerto Rico, pues fue Director de Epidemiología en nuestro Departamento de Salud por varios años. Ahora mismo se encuentra en su país natal, España, y desde allá nos habla sobre las curvas epidemiológicas, la importancia de hacer pruebas, y cuándo se debe terminar el encierro, entre otros temas

2) Fabricación de equipo de protección personal en Puerto Rico

Análisis por Nuria Ortiz Vargas, directora ejecutiva de CNE 

La escasez de equipo de protección personal (PPE por sus siglas en inglés) ha puesto en riesgo a miles de profesionales de la salud que cuidan de nuestros enfermos en hospitales y centros de envejecientes. En Puerto Rico, hemos perdido a un pediatra y por lo menos a dos enfermeras en las últimas semanas por coronavirus y decenas más están contagiados. Hace algunas semanas, la Cooperativa Industrial Creación de la Montaña, se unió a una iniciativa local para producir más de medio millón de mascarillas con material de calidad para ser consideradas PPE apropiado para nuestros médicos y enfermeras que tanto lo necesitan. Esta Cooperativa de mujeres, localizada en Utuado, principalmente confecciona uniformes, pero también fabrica ropa y los bolsos Concalma.

El equipo de CNE visita la Cooperativa Industrial Creación de la Montaña en el 2017.

La Cooperativa, fue uno de los Centros de Distribución del Puerto Rico Recovery Fund (PRRF) que CNE organizó en 2017, luego del paso del huracán María. Desde su fábrica, se repartieron mas de 60,000 libras de agua, comida, medicinas y productos de higiene personal a las familias más afectadas en la zona. También participaron del programa ReActiva del PRRF para empresas pequeñas. A pesar de sufrir una disminución significativa de órdenes luego del Huracán, se han mantenido trabajando contra viento y marea—y ahora se unen a las pocas empresas operando para poder suplir la alta demanda de este equipo protector esencial. Queremos felicitar al equipo de la Cooperativa, que siempre ha colaborado con su comunidad en los momentos en que su pueblo más las ha necesitado. Esperamos que cuando pase esta emergencia se continúe apoyando a quien en los momentos más difíciles ha provisto con urgencia equipo y servicios esenciales a nuestro pueblo.

Lea más: Industria de la aguja se activa contra el coronavirus – El Nuevo Día

3) Reabrir la economía (1): Será complicado

Mientras que la ciudad de Nueva York acaba de anunciar que más de 700 personas murieron el sábado a causa del COVID-19, la gente ya está hablando de lo que se necesita para levantar las restricciones de refugio en el lugar y reactivar la economía de una manera relativamente segura. Como Ezra Klein escribe para Vox, lograr esta hazaña será mucho más complicado de lo que mucha gente piensa. Klein analizó cuatro propuestas para reabrir la economía del: American Enterprise Institute (AEI), un grupo de expertos conservador; el Center for American Progress (CAP), un grupo de expertos de izquierda; el Safra Center for Ethics, un equipo de investigación de Harvard; y el economista ganador del Premio Nobel Paul Romer.

Todos proponen una apertura gradual de la economía, pero difieren en la infraestructura de salud pública necesaria para evitar otra ola de la enfermedad. Los planes de CAP y Harvard prevén la creación de “un sistema de vigilancia de pandemia digital en el que prácticamente todos los estadounidenses descargan una aplicación en su teléfono que realiza un seguimiento geográfico de sus movimientos, por lo que si entran en contacto con cualquier persona que luego descubra que tiene COVID-19, pueden ser alertados y comenzar un período de cuarentena social “. Los desafíos políticos, legales y tecnológicos de este enfoque deberían ser obvios.

Romer, por su parte, no se basa en un aparato de vigilancia, sino en hacer más pruebas pero “a una escala que nadie más está contemplando (22 millones de pruebas por día) para que todo el país se someta a pruebas cada 14 días, y cualquier persona que dé positivo pueda ser puesta en cuarentena rápidamente”. Sin embargo, en este momento no está claro si Estados Unidos tiene la infraestructura de salud pública (personal, equipo, materiales) para llevar a cabo este tipo de pruebas masivas. Sin mencionar la voluntad política para implementarlo.

Finalmente, el plan del AEI busca una especie de término medio entre estos dos enfoques, sin crear un estado de vigilancia y haciendo más pruebas, pero no en la escala de Romer, y “precisamente por eso, lo que realmente describe es un yoyo entre encierre extremo y formas menos estrictas de distanciamiento social, que continuarán hasta que se desarrolle una vacuna “. Todo lo cual, irónicamente, requiere un grado de planificación, coordinación y ejecución del gobierno que muchos de los académicos de centro-derecha de AEI probablemente piensan que no es realista ni deseable. 

Lea los cuatro planes a continuación:

4) Reabrir la economía (2): Las decisiones morales serán difíciles

La dura realidad es que hasta que se desarrolle una vacuna, la reapertura de la economía significa que algunas personas lamentablemente morirán de la infección con el virus SARS-CoV-2. El New York Times convocó recientemente un panel de videoconferencia de los siguientes cinco expertos para discutir las dimensiones morales de la reapertura de la economía: el reverendo Dr. William J. Barber II, presidente de la organización sin fines de lucro Repairers of the Breach; Anne Case, profesora emérita de Economía y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton; Zeke Emanuel, director del Healthcare Transformation Institute de la Universidad de Pennsylvania; Vanita Gupta, presidenta y directora ejecutiva del Leadership Conference on Civil and Human Rights; y Peter Singer, profesor de Bioética en Princeton.

Como Emily Bazelon escribe en su resumen de la discusión, a corto plazo no hay que escoger entre salvar vidas y salvar la economía: “por el bien de ambos, es imperativo mantener cerradas las empresas y las personas en sus hogares tanto como sea posible.” Pero a medio y largo plazo surgirán decisiones problemáticas, y habrá que escoger entre “opciones difíciles, entre hacer todo lo posible para salvar vidas del COVID-19 y evitar otros daños que amenazan o alteran la vida“. ¿Cómo deberían abordar estos asuntos las personas a cargo de tomar decisiones de política pública?

Cita del día

“There is always a well-known solution to every human problem—neat, plausible, and wrong.”

—H. L. Mencken

Nota del editor

A medida que entramos en la quinta semana de “refugio en el lugar” debido a la pandemia de COVID-19, comienzan a aparecer algunos destellos de esperanza. Parece que la curva de infección en muchos países, así como en varios estados del continente, ha comenzado a aplanarse. Todo esto es una buena noticia y ha hecho que la gente comience a pensar en lo que se necesitará para volver a la “normalidad”, incluyendo la reapertura de la economía. Pero eso no será una tarea fácil.

Primero, debe existir la infraestructura de salud pública adecuada. Mientras no exista una vacuna segura, efectiva y ampliamente disponible, esto significa tener la capacidad de llevar a cabo: (1) pruebas a gran escala; (2) el rastreo de contactos; y (3) el monitoreo de nuevos casos para evitar una nueva ola de infecciones; así como tener suficiente equipo de protección personal para los proveedores de servicios médicos y otros trabajadores en contacto directo con el público en general.

En segundo lugar, una vez que los activos de salud pública estén asegurados, será necesario seguir la secuencia correcta para la apertura. Algunos tipos de construcción y manufactura, donde es posible mantener un distanciamiento apropiado, podrían estar entre los primeros. Lo mismo con los proveedores de servicios que puedan modificar sus espacios de oficina. Los espacios de comercio al detal, con las medidas de distanciamiento social adecuadas, podrían ser los siguientes. Finalmente, las industrias de viajes, ocio y el entretenimiento que requiere grandes congregaciones de personas (conciertos, eventos deportivos, conferencias) probablemente tendrán que esperar un poco más.

En tercer lugar, debe existir un alto grado de coordinación y cooperación entre el gobierno, las empresas y la fuerza laboral. Las escuelas, cuidos de niños y hogares de ancianos, entre otros sistemas de apoyo, tendrán que estar funcionando a capacidad para que muchos trabajadores puedan regresar a sus empleos a tiempo completo.

Cuarto, simplemente no sabemos como se desarrollarán muchas variables psicológicas y como afectarán tendencias políticas, sociales y económicas a nivel macro, así como a nivel personal. Y la recuperación de muchos sectores económicos dependerá de cuándo esté disponible una vacuna. ¿Se recuperará alguna vez la industria de cruceros? ¿Qué hay de los viajes aéreos? El tránsito aéreo tardó dos años en volver a su nivel anterior después del 11 de septiembre. ¿Las personas, se acostumbrarán a usar mascarillas en público durante meses? ¿Qué tal mantener el distanciamiento social apropiado? Además, muchas personas están reconsiderando su estilo de vida: por ejemplo, se han dado cuenta de que gran parte de los viajes de negocios fueron una pérdida de tiempo, mientras otros entienden que trabajar desde casa, para quienes pueden hacerlo, podría ser conveniente y eficiente (sin tapones, menos interrupciones, entre otras ventajas).

Finalmente, hay un argumento moral y filosófico más amplio que debemos tener como sociedad sobre lo que significa volver a la “vieja normalidad”. El reverendo Barber resumió muy bien el punto en el panel de expertos convocado por el New York Times: “Esta pandemia nos dice que la vieja normalidad sería un desperdicio, que deshonraría a todas las personas que han muerto y que se han sacrificado para salvar vidas. La vieja normalidad significaría que las personas que consideramos trabajadores esenciales aún carecen de atención médica, aún carecen de salarios dignos y licencias por enfermedad. No. Te enviamos a una batalla sin armadura, por así decirlo, y luchaste por nosotros, ahora tenemos que cambiar eso”.

El momento para pensar en todo esto es ahora.

Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!