Living with Risk Daily Briefing – 6 de mayo

Publicado el 6 de mayo de 2020 / Read in English

Centro para una Nueva Economía

Editado por
Sergio M. Marxuach

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Cinco cosas que debes saber hoy

1) ¿Podría la pandemia disminuir permanentemente el PIB potencial?

Una forma de medir el impacto de un choque de demanda es calculando lo que los economistas llaman la brecha de producción. En términos generales, la brecha de producción mide la diferencia entre la producción total realizada (PIB) y la producción potencial (PIB potencial) que podría producirse si no hubiese ocurrido el choque sobre la demanda que afectó la economía. Como es habitual, no existe un consenso entre los economistas sobre el uso de este indicador: a los que se inclinan hacia la izquierda les gusta porque puede usarse para justificar gastos gubernamentales adicionales para apuntalar la demanda; mientras que a los que se inclinan hacia la derecha no les gusta porque prefieren otros mecanismos (austeridad y desempleo) para ajustar la economía a los choques.

Un artículo reciente en el Financial Times plantea la interesante pregunta de si los toques de queda y las restricciones sociales impuestas en respuesta a la pandemia podrían reducir la producción potencial de forma permanente. El argumento es que si los países pasan por ciclos de toques de queda, reaperturas graduales y rondas adicionales de restricciones en respuesta a brotes esporádicos de COVID-19, entonces su capacidad para producir bienes y servicios podría estar seriamente afectada y, por lo tanto, disminuir permanentemente el PIB potencial. Según el FT, “si la demanda por la capacidad adicional de oferta que se mantiene al margen no regresa, lo que tal vez nunca ocurra (especialmente cuando se trata de activos de aerolíneas y de ocio), esos activos tendrán que eliminarse de los estados de situación (written off). Eso equivale a una gran pérdida de oportunidades económicas”.

Algunos pueden argumentar que las pérdidas en un sector (por ejemplo, viajes) podrían compensarse por una mayor demanda en otros sectores (por ejemplo, servicios de entrega a domicilio). En teoría, eso es posible, pero en términos prácticos tomará tiempo para que la economía se ajuste e incluso ese ajuste puede no ser suficiente para compensar toda la producción potencial perdida. Algo en lo que deberíamos pensar mientras los responsables de formular políticas públicas reflexionan sobre el camino a seguir para la economía puertorriqueña.

2) ¿Adiós a los cielos azules?

El sector de viajes, ocio y entretenimiento ha sido uno de los más afectados por la crisis económica actual. La demanda de viajes específicamente disminuyó rápidamente a medida que el virus SARS-CoV-2 se extendió por todo el mundo. De repente, todos los viajes no esenciales parecen ser como jugarse la vida. Y es probable que permanezca así por un tiempo. Algunos analistas de la industria creen que podría tomar hasta cinco años para que la industria del viaje aéreo se recupere “teniendo en cuenta que la industria de las aerolíneas tardó tres años en recuperarse después del 11 de septiembre y dos años para volver al nivel de ingresos anteriores a 2008 después de la recesión”.

En general, las personas están reconsiderando la necesidad de viajar en avión ahora que Zoom ha permitido que los profesionales de cuello blanco sigan trabajando perfectamente bien desde casa sin pisar un aeropuerto infestado de gérmenes. En cuanto al turismo, algunos destinos pudieran volver a ser populares nuevamente, pero también es poco probable que la demanda regrese a los días anteriores al COVID-19, a medida que aumentan los precios de los boletos, disminuye la disponibilidad de vuelos y el miedo a estar en lugares abarrotados de gente afecte permanentemente nuestro comportamiento.

Por supuesto, las personas seguirán viajando para eventos importantes como bodas, graduaciones, funerales, etc. Pero según Vox, “no es una exageración decir que las cosas se verán muy diferentes en los próximos años: la tecnología de reuniones virtuales ya está haciendo que las compañías cuestionen la necesidad de viajes de negocios; las fronteras se están definiendo más claramente; los jubilados que esperan viajar por el mundo probablemente pisarán con más cautela; e incluso los mochileros jóvenes e intrépidos que desean salir lo antes posible podrían seguir enfrentándose a restricciones de viaje hasta que las vacunas estén ampliamente disponibles”.

3) Descifrando los misterios del COVID-19

La mayoría de nosotros consideramos que el COVID-19 es una enfermedad respiratoria. Sin embargo, todos los días los médicos en la primera línea informan que el COVID-19 también puede afectar a otros órganos y sistemas. Como se informó recientemente en The New Yorker, el COVID-19 “puede hacer que los riñones fallen, enviar al sistema inmunológico a una sobrecarga catastrófica y causar coágulos de sangre que impiden la circulación a los pulmones, el corazón o el cerebro. Es una enfermedad de notable complejidad, que incluso los médicos más experimentados tienen dificultades para entender“.

Este no es un catarro común, no es la gripe estacional. Los médicos que han atendido a docenas de pacientes con COVID-19 se parecen más a médicos que trabajan en unidades de cuidados intensivos, que “tienden a hablar no sobre síntomas o enfermedades (dolor de pecho, diabetes), sino sobre sistemas de órganos, que pueden funcionar mal e interactuar de manera compleja”.

La dura realidad es que los médicos no tienen una idea clara de la progresión clínica de la enfermedad. A pesar de toda nuestra tecnología y los billones de dólares gastados en el sistema de salud, en este momento “estamos de vuelta en el siglo XVII, la era cero del empirismo y observando como si nuestras vidas dependieran de ello. Un paciente a la vez, tenemos que abrirnos camino hacia el presente“.

Hasta entonces, los médicos deben estar muy conscientes de lo poco que saben sobre esta enfermedad cuando tratan a pacientes y los encargados de formular políticas públicas deben ser extremadamente cautelosos al tomar lo que al final son decisiones de vida o muerte.

4) No subestimen la letalidad del COVID-19

Un análisis reciente publicado por The Economist muestra que el COVID-19 se ha convertido en una de las principales causas de muerte en todo el mundo en solo cuatro meses. Como se muestra en la gráfica a continuación,“incluso si terminara mañana, el COVID-19 seguiría estando entre las principales causas de muerte en 2020 hasta el momento. Con más de 235,000 muertes según los registros oficiales, la enfermedad actualmente se ubica por encima del cáncer de mama, la malaria y la enfermedad de Parkinson”.

Source/Fuente: The Economist

Y esto es probablemente una subestimación, ya que muchas personas pueden haber muerto sin diagnosticar o fuera de un hospital. La buena noticia es que el número de muertes semanales parece estar disminuyendo, al menos en los países desarrollados. Pero muchas personas ya están preocupadas por el impacto de la enfermedad, según esta se propaga por el Sur Global durante los próximos meses.

5) La Oficina de Presupuesto Congresional actualiza su pronóstico financiero

La Oficina de Presupuesto Congresional (CBO, por sus siglas en inglés) emitió sus proyecciones de producción, empleo y tasas de interés y estimaciones preliminares de déficit federal para 2020 y 2021. Según la CBO, “en el segundo trimestre de 2020, la economía experimentará una fuerte contracción, y las proyecciones económicas actuales de la CBO incluyen lo siguiente:

  • Se espera que el producto interno bruto ajustado a la inflación (PIB real) disminuya en aproximadamente un 12 por ciento durante el segundo trimestre, lo que equivale a una disminución a una tasa anual del 40 por ciento para ese trimestre.
  • Se espera que la tasa de desempleo promedie cerca del 14 por ciento durante el segundo trimestre.
  • Se espera que las tasas de interés de las notas del Tesoro a 3 meses y los bonos del Tesoro a 10 años promedien 0.1 por ciento y 0.6 por ciento, respectivamente, durante ese trimestre.

Para el año fiscal 2020, el estimado preliminar de la CBO sobre el panorama fiscal muestra lo siguiente:

  • Se proyecta que el déficit del presupuesto federal será de $ 3.7 billones ($3.7 trillion).
  • Se proyecta que la deuda federal en manos del público sea [equivalente al] 101 por ciento del PIB al final del año fiscal”.

Este pronóstico no debería sorprender a nadie, dado el impacto económico de las restricciones de refugio en el lugar impuestas en todo el país. Lo interesante es que las “proyecciones de la CBO también incluyen la posibilidad de un resurgimiento de la pandemia. Teniendo en cuenta esa posibilidad, se prevé que el distanciamiento social continúe, aunque en menor grado, durante el primer semestre del próximo año. En particular, se prevé que el grado de distanciamiento social disminuya aproximadamente un 75 por ciento, en promedio, durante la segunda mitad de este año en relación con el grado en el segundo trimestre y luego disminuya aún más en la primera mitad del próximo año”.

Cita del día

If we want things to stay as they are, things will have to change.

—Giuseppe di Lampedusa

Nota del editor

¿Cómo se pueden evaluar y manejar los riesgos cuando no se tiene “idea de lo que podría suceder” como lo expresó recientemente el CEO de Royal Dutch Shell? O cuando “ninguna cantidad de información sobre el pasado puede guiarnos con precisión en nuestras deliberaciones sobre el futuro“, como dijo Simon Wolfson, director ejecutivo de Next, un minorista del Reino Unido, hace unos días. Esta no es una mera reflexión académica. Los ejecutivos corporativos, los funcionarios gubernamentales elegidos, los burócratas, los analistas de inteligencia, los líderes militares, los jefes de las ONG, todos necesitan en algún momento realizar evaluaciones de riesgos, desarrollar escenarios potenciales y planificar en consecuencia. Recuerde, el objetivo de estos ejercicios no es predecir el futuro, sino identificar y prepararse para los resultados que parecen razonablemente posibles.

La diferencia esta vez es que no estamos lidiando con “amenazas basadas en hojas de cálculo” (spreadsheets). La primera pregunta en este momento para muchos analistas de riesgo es “¿Es seguro?”, una pregunta a la que muchos de ellos no se han enfrentado antes. La siguiente es “¿Podemos sobrevivir?” como industria, sector económico, etc. Sin embargo, más allá de estos difíciles problemas existenciales a corto plazo, se encuentran otras preguntas complejas que son casi imposibles de contestar en este momento: ¿Se abrirán las fronteras? ¿Cambiarán las empresas sus cadenas de suministro? ¿Las personas volverán a subirse a los aviones o irán de compras como solían hacerlo?

Quizás la diferencia en estos tiempos de pandemia es que los analistas de riesgo tienen que incorporar “el sentido personal de peligro de cada individuo” en sus evaluaciones: “¿Tiene sentido salir de casa? ¿Ir al parque? ¿Ir a la oficina a trabajar?” Y resulta que eso es mucho más difícil que, por ejemplo, preparar escenarios sobre el precio del petróleo o la subida y bajada del precio del oro.

Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!