Living with Risk Daily Briefing – 7 de mayo

Publicado el 7 de mayo de 2020 / Read in English

Centro para una Nueva Economía

Editado por
Sergio M. Marxuach

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Cinco cosas que debes saber hoy

1) Tuvimos muchas advertencias

Uno de los temas principales de la narrativa de la Casa Blanca sobre la pandemia de COVID-19 es que era imposible predecirlo. Y como nadie podía haberlo visto venir, no se puede culpar a la administración Trump por la respuesta defectuosa. En realidad, suena convincente, excepto por un pequeño detalle: tuvimos muchas advertencias.

Como Uri Friedman escribe en este artículo para The Atlantic: “La comunidad de inteligencia de EE.UU. nos advirtió en 2019 sobre los graves riesgos de una nueva pandemia de influenza en su ‘evaluación anual de amenazas mundiales’. También nos advirtieron en 2018. Y en 2017. Y en 2016. Y en 2015. Y en 2014. Y en 2013, cuando los funcionarios de inteligencia declararon: ‘Esto no es una amenaza hipotética. La historia está repleta de ejemplos de agentes patógenos que arrasan con las poblaciones que carecen de inmunidad, causando agitación política y económica’. (La evaluación de amenazas mundiales de 2020, que según informes una vez más marcó la vulnerabilidad de Estados Unidos ante una pandemia de gripe, se ha pospuesto sin explicación)”.

Entonces, para ser justos con el presidente Trump, sus predecesores tuvieron muchas advertencias y ninguno hizo mucho para preparar a Estados Unidos para las pandemias, incluyendo después de los sustos ocasionados por MERS y el SARS. Sin embargo, cuando el virus COVID-19 se detectó por primera vez en China en diciembre pasado, la administración Trump restó importancia a la amenaza y no tomó las precauciones necesarias para preparar a EE.UU. A pesar de que las agencias gubernamentales, académicos y grupos de expertos habían estado advirtiendo sobre un gran brote por años. Dependerá de los historiadores, entonces, asignar la responsabilidad por la crisis actual.

2) Demócratas y Republicanos no están de acuerdo sobre el alcance del próximo paquete de alivio

Como se ha informado ampliamente, los Demócratas y los Republicanos no están de acuerdo con el contenido del próximo proyecto de ley de alivio del coronavirus, especialmente con respecto a la ayuda a los estados. Pero como informa Roll Call, hay muchos otros temas polémicos que dividen a los negociadores en este momento. De acuerdo con Roll Call: “Vienen decisiones difíciles sobre cuestiones que están siendo defendidas casi exclusivamente por una de las partes: el presidente Donald Trump quiere reducir los impuestos sobre la nómina y bloquear la financiación de las ciudades santuario. Los republicanos insisten en proteger de responsabilidad a las empresas a medida que vuelven a abrir y algunos quieren limitar los beneficios de desempleo. Los demócratas están presionando para que los inmigrantes indocumentados reciban ayudas y exigen que los estados lleven a cabo las elecciones presidenciales por correo”.

Sobre el tema de la protección de responsabilidad para los patronos, el senador McConnell ya ha declarado que es una “línea roja para el Senado”, lo que significa que un proyecto de ley sin tales protecciones para los patronos no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado en ese cuerpo legislativo. Mientras tanto, la reducción de impuestos sobre la nómina parece ser “la línea roja” para el presidente Trump: “no haremos nada a menos que obtengamos una reducción de impuestos sobre la nómina”, dijo el domingo. Sin embargo, el encargado de contabilizar los votos (majority whip) para los Republicanos en el Senado, John Thune, “reconoció que es poco probable que el Partido Republicano logre que los Demócratas acepten las protecciones de responsabilidad y un recorte de impuestos sobre la nómina”. Para no quedarse atrás, los Demócratas están presionando mucho para que los inmigrantes indocumentados tengan acceso a las pruebas gratuitas de COVID-19 y a tratamiento médico para esa enfermedad. Un asunto que es poco probable que obtenga mucho apoyo del otro partido.

Parece, entonces, que un acuerdo sobre el próximo proyecto de ley de alivio de coronavirus todavía está muy lejos en el futuro.

3) La desaceleración económica obliga a los estados a reducir los gastos en Medicaid

Una de las razones por las cuales los estados necesitan que el Congreso avance con el nuevo paquete de ayuda es que la recesión económica inducida por la pandemia de COVID-19 ha reducido los ingresos de los estados. Los gobernadores se ven obligados a recortar gastos para balancear sus presupuestos y, para muchos estados, el gasto en Medicaid es la mayor partida presupuestaria. La ironía es que Medicaid fue diseñado para ayudar a las personas precisamente en momentos como estos.

Como se informó en Politico, “los programas de Medicaid, que están entre las partidas presupuestarias más grandes en la mayoría de los estados, brindan seguro médico a aproximadamente 70 millones de adultos pobres, niños, discapacitados y mujeres embarazadas. En promedio, el gobierno federal paga aproximadamente el 60 por ciento de los costos del programa, y los estados más pobres reciben una mayor participación. Los estados tienen la libertad de ajustar los beneficios, los pagos a los proveedores de atención médica y los requisitos de elegibilidad con la supervisión del gobierno federal”.

Pero ahora los gobernadores necesitan la ayuda del Congreso, mientras se trabaja en un nuevo paquete para rescatar los presupuestos estatales golpeados por la pandemia. “Piden a los legisladores que aumenten los pagos de Medicaid y brinden cientos de miles de millones de dólares en ayuda para apoyar los presupuestos estatales”. Lamentablemente, como dijimos anteriormente, ese alivio puede tardarse.

4) La segunda ola

Repetimos, irónicamente, este financiamiento adicional de Medicaid se necesita ahora más que nunca. A medida que más de la mitad de los estados comienzan a levantar las restricciones de refugio en el lugar, muchos expertos en salud pública están preocupados por que una “segunda ola” de la pandemia COVID-19 golpee a los Estados Unidos. Existe evidencia de que muchos estados están abriendo antes de cumplir con los criterios de umbral federal emitidos por los CDC hace unas semanas. Además, muchas jurisdicciones no cuentan con los mecanismos de vigilancia de salud pública necesarios para mantener bajo control cualquier brote. Como informó recientemente la AP, “si atenuamos estas medidas sin tener las salvaguardas adecuadas de salud pública, podemos esperar muchos más casos y, lamentablemente, más muertes”.

Eso es precisamente lo que estamos comenzando a ver en los estados más rurales como Georgia, Mississippi, Iowa y Nebraska, incluso cuando los casos y muertes reportados disminuyen en grandes áreas urbanas. En parte en respuesta a las acciones de estos estados, “esta semana, los investigadores detrás de un modelo ampliamente citado de la Universidad de Washington casi duplicaron su proyección de muertes en EE.UU. a alrededor de 134,000 hasta principios de agosto, en gran parte debido a la disminución de restricciones estatales de quedarse en casa. Las infecciones por día recientemente confirmadas en los EE.UU. superan las 20,000, y las muertes por día superan por mucho las 1,000”.

El peligro real aquí es que “nos arriesgamos a la complacencia y a aceptar las muertes que se podrían evitar de 2,000 estadounidenses cada día”, dijo la epidemióloga Caitlin Rivers, profesora de Johns Hopkins, a un subcomité de la Cámara de Representantes en Washington. Eso sería realmente peligroso y moralmente inaceptable.

5) La Reserva Federal publica los resultados de la encuesta sobre el impacto del COVID-19 en las comunidades y las entidades que les ofrecen servicios

El Sistema de la Reserva Federal llevó a cabo una encuesta para recopilar información sobre el impacto de COVID-19 en las comunidades de los 50 estados y territorios y las entidades que los atienden. La encuesta “fue enviada por los 12 bancos de reserva y la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal entre el 8 y el 10 de abril de 2020, y dio como resultado 3,899 respuestas”. Los principales hallazgos de la encuesta son:

  • “Casi 7 de cada 10 encuestados (69%) indicaron que el COVID-19 fue una interrupción significativa de las condiciones económicas de las comunidades a las que sirven y entienden que la recuperación será difícil.
  • La pérdida de ingresos, el impacto comercial, los problemas de salud y las necesidades básicas de los consumidores fueron los impactos más frecuentemente citados del COVID-19.
  • Más de un tercio de los encuestados (35%) indicaron que tomará más de 12 meses para que sus comunidades regresen a las condiciones antes de la interrupción de COVID-19.
  • El 72% de los encuestados indicó que COVID-19 está causando una interrupción significativa en la entidad que representan, y el 41% espera recuperarse rápidamente después de que comience la recuperación.
  • Casi 2 de cada 3 encuestados (66%) indicaron que la demanda por sus servicios ha aumentado o se prevé que aumente, y más de la mitad de los encuestados (55%) notó una disminución correspondiente o anticipan una disminución en su capacidad para ofrecer servicios.
  • Una cuarta parte de los encuestados (25%) indicó que su entidad podría operar durante menos de tres meses en el entorno actual antes de tener dificultades financieras”.

Esta podría ser una herramienta valiosa para que las instituciones financieras locales y regionales aumenten su impacto en sus comunidades.

Cita del día

Out of every crisis, every tribulation, every disaster, mankind rises with some share of greater knowledge, of higher decency, of purer purpose. Today we shall have come through a period of loose thinking, descending morals, an era of selfishness, among individual men and women and among nations. Blame not governments alone for this. Blame ourselves in equal share.

—Franklin D. Roosevelt, Address Accepting Presidential Nomination, 1932.

Nota del editor

Muchas personas están hablando de sacrificar una cosa por otra en estos días. Sobre como 2,000 muertes por día son un precio aceptable para reactivar la economía. Después de todo, miles de personas mueren cada año por accidentes automovilísticos y armas de fuego y no las prohibimos. Independientemente de los méritos de esos argumentos (pocos, si alguno, en mi opinión) lo que me sorprende es que en Puerto Rico todas estas decisiones ya se han hecho, en algunos casos, hace mucho tiempo.

Hubo un tiempo en que Puerto Rico tenía un sistema de salud pública decente y relativamente efectivo. ¿Y eso lo cambiamos por qué?

Hubo un tiempo en Puerto Rico cuando la legislatura aprobaba las ofertas de bonos para el “Fondo de Mejoras Permanentes”, generalmente por un monto de $400 a $500 millones por año. El producto de esas transacciones se supone fuera gastado en obras públicas. Lo usamos para gazebos, pistas de patinaje y parques acuáticos, entre otras trivialidades. Cambiamos divisa fuerte por cristalitos brillantes, que son de poca utilidad en este momento y nos dejaron en bancarrota.

Hubo un tiempo en que Puerto Rico tenía un sistema educativo real. Ahora tenemos almacenes para guardar niños durante el día. Y así sucesivamente con las agencias de desarrollo económico, la compañía de electricidad, la universidad pública …

Así que por favor no me pregunten sobre intercambios de una cosa por otra. Todos los importantes ya los hicieron otros antes que yo.

Nos quedamos con las ruinas. “No queda nada a su lado. Alrededor de las ruinas de ese colosal naufragio, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas”. (Fragmento de Ozymandias por Percy Bysshe Shelley)

Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!