Asistencia para alquileres en tiempos de pandemia

Asistencia para alquileres en tiempos de pandemia

Publicado el 24 de mayo de 2020 / Read in English

Investigador Asociado
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Las familias en Puerto Rico ya llevan dos meses en confinamiento y toque de queda con el fin de mitigar los efectos de la pandemia del COVID-19, evidenciando que la vivienda se ha convertido en una infraestructura crítica de salud pública. Es de suma importancia, entonces, asegurar vivienda y refugio para todos mientras superamos la crisis actual.

¿Por qué hace falta un programa de asistencia para alquileres durante la pandemia?

Los inquilinos de bajos ingresos componen uno de los sectores con mayor riesgo de perder su vivienda o sufrir desplazamientos. En Puerto Rico, alrededor de una tercera parte de las familias viven en viviendas alquiladas, de las cuales más de la mitad gasta el 30% o más de su ingreso en pagar alquiler. En otras palabras, ya existía una crisis de asequibilidad para inquilinos aún antes del confinamiento por la pandemia. Si a esto se le suma que el toque de queda ha dejado a muchas familias sin ingresos en los últimos dos meses, entonces existe una buena posibilidad de que muchos no puedan pagar su alquiler. Esto tiene repercusiones en cadena, puesto que muchos arrendadores, al no recibir los pagos de alquiler, tampoco pueden pagar sus hipotecas, préstamos y demás obligaciones financieras, dejando a la banca expuesta a una situación de falta de liquidez ante sus acreedores. Por eso en el Centro para una Nueva Economía (CNE), en alianza con Habitat for Humanity Puerto Rico, nos unimos a las voces que reclaman que se implemente un programa de asistencia para alquileres, aunque apostamos por una propuesta específica.

¿Qué debe considerar un programa de asistencia para alquileres durante la pandemia?

Es importante que cualquier programa de asistencia para alquileres provea la ayuda necesaria de manera expedita. Por tal razón se debe considerar cómo se va a implementar un programa de esta índole, ya que una estructura burocrática o un programa creado “desde cero” puede fracasar en asistir a los inquilinos con la urgencia que amerita. Basta como ejemplo el desembolso lento y errático en Puerto Rico de los cheques federales de estímulo económico de la Ley federal CARES.

Un programa de asistencia de alquiler durante la pandemia también debe estar orientado a beneficiar a aquellas familias más necesitadas, por lo que hacen falta mecanismos claros que permitan discernir entre aquellos hogares que necesitan la asistencia de los que no la necesitan. La mejor manera de asegurar que un programa de asistencia de alquileres alcance rápidamente a los inquilinos más vulnerables es a través de un programa existente.

Utilizar otros programas del Departamento federal de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés), a pesar de que ya cuentan con fondos asignados, pueden quedarse cortos si se utilizan para financiar un programa de asistencia para alquileres, ya que no son programas que fueron diseñados para proveer subsidios a inquilinos. Esto hace poco probable que se logren establecer protocolos de verificación de ingresos, asignar y adiestrar personal y diseñar mecanismos de desembolso de manera rápida. Esto sin mencionar que los fondos disponibles en dichos programas distan mucho de satisfacer las necesidades de los inquilinos de bajos ingresos. Sin embargo, estos programas sí tienen un rol esencial en atender otras necesidades de vivienda, como lo son la compra de unidades vacantes para vivienda asequible o establecimiento de refugios y centros de servicios para las personas sin techo.

Nuestra propuesta para un programa de asistencia para alquileres durante la pandemia

Existe un consenso entre varios expertos y activistas en Estados Unidos de que la mejor manera de implementar un programa de asistencia durante la pandemia es a través de una expansión temporera del programa de vales para la elección de vivienda. Este programa, conocido como los vales Sección 8, consiste en un subsidio para la vivienda de alquiler que administra HUD. El programa provee vales para familias de bajos ingresos (aquellas que obtienen menos del 50% de la mediana de ingreso del área, o AMI, por sus siglas en inglés) para acceder alquileres en el libre mercado. Según las reglas del programa, los hogares que cualifican pagan hasta un 30% de su ingreso mensual en alquiler y el gobierno federal cubre el resto.

Realizamos un cálculo aproximado y conservador sobre cuánto haría falta para expandir el programa de vales de Sección 8 para cubrir las necesidades de los inquilinos de bajos ingresos durante la pandemia. Según nuestros cálculos, casi 74,000 familias que alquilan en Puerto Rico tienen ingresos por debajo del 50% del AMI, por lo cual serían elegibles para recibir un vale de Sección 8 pero no lo reciben actualmente. Usando datos de HUD sobre viviendas subsidiadas, identificamos que la brecha de asistencia para inquilinos asciende a $37.9 millones mensuales, o unos $455 millones por un año.

La expansión temporera de este programa requeriría laxar algunos requisitos, como lo son el requisito de empleo y de inspección de unidades.

¿Hay espacio para esta propuesta en Washington, D.C.?

La crisis de alquileres no se limita a Puerto Rico, sino que es una crisis que impacta a todo Estados Unidos. Esto ha llevado a la Cámara de Representantes de Estados Unidos a incluir más de $100 mil millones en programas de asistencia para alquileres en el recién aprobado proyecto de ley HEROES. Además, organizaciones e institutos que abogan por temas de vivienda están impulsando este tipo de medida agresivamente.

Es una oportunidad que se debe aprovechar. De lo contrario podemos perder el tren y dejar a decenas de miles de inquilinos en Puerto Rico desamparados.

Esta columna fue publicada originalmente en El Nuevo Día el día 24 de mayo de 2020.