Weekly Review – 18 junio 2020

Publicado el 18 de junio de 2020 / Read in English

Ver todas las ediciones del
Weekly Review
COMPARTA

Estimados lectores:

Protestas en las calles. Agitación racial. Un presidente asediado que habla de “ley y orden” y una “mayoría silenciosa”. Las similitudes entre las protestas actuales con las de Estados Unidos hace cincuenta años son sorprendentes. Pero también lo son las diferencias. Esta vez, el caos se alimenta de una pandemia global, un colapso económico y numerosos incidentes de brutalidad policíaca. No obstante, esa historia podría ser útil para entender cuánto han cambiado las cosas y cuánto no.

Parece que esos tres fenómenos, la pandemia, la incertidumbre económica y el malestar social, determinarán nuestro futuro previsible. En medio de esta vorágine, estamos de luto por el pasado, nos preocupa el presente y estamos ansiosos sobre el futuro. Muchos de nosotros también estamos pensando menos en reconstruir el pasado y más en la posibilidad de un futuro nuevo.

Para comenzar a construir ese futuro, necesitamos, en palabras del teólogo Ekemini Uwan, hacer dos cosas:

  1. “cambiar nuestra mentalidad a una aceptación radical de nuestra realidad actual para crear una nueva normalidad que sea mejor que nuestra vida pre-pandemia” y
  2. “aprender la práctica de dejar ir las cosas que se fueron”.

Entonces, y solo entonces, podremos aceptar que volver a lo “normal” no es una opción. Trabajar para un futuro nuevo es nuestra mejor opción.

Sergio M. Marxuach, editor

En nuestro radar...

El virus aún está ahí afuera – a pesar de que todos los estados y Puerto Rico están eliminando los toques de queda y restricciones similares, el virus todavía está presente. De hecho, varias ciudades y estados han visto nuevos picos de infección que los obligaron a retrasar el proceso de reapertura. Y en caso de que no lo hayan notado, el New York Times nos recuerda que esta no es la gripe de nuestros abuelos. Además, la probabilidad de que el virus gane sigue siendo incómodamente alta.

Va a ser un viaje largo para la recuperación económica – Según el Banco Mundial, “se espera que la pandemia de COVID-19 produzca una contracción del 5.2 por ciento en el PIB mundial en 2020, la recesión mundial más profunda en ocho décadas, a pesar de una política de estímulo sin precedentes”. Además, “se espera que la pandemia sumerja a la mayoría de los países en recesión este año, con una producción per cápita que se contrae en la mayor cantidad de países desde 1870”. Afortunadamente, las intervenciones políticas, si se diseñan adecuadamente, pueden aliviar parte del dolor económico, como nos dicen Joseph Stiglitz y Hamid Rashid.

Continúan los disturbios sociales – las protestas han estallado en todo Estados Unidos en respuesta a la horrible muerte de George Floyd a manos de un policía blanco. Pero, como nos recuerda el Financial Times, “la rabia por la brutalidad policíaca también fue alimentada por una sensación latente de injusticia sobre el impacto del coronavirus”. La combinación del impacto desigual de la pandemia en los afroamericanos, el nivel alto de desempleo y la brutalidad policíaca hacen que estas protestas sean diferentes a las de 1968. Sin embargo, Peter Wehner, veterano de tres administraciones republicanas, cree que podemos aprender algo al escuchar las palabras de Robert F. Kennedy

Análisis de CNE

Plan fiscal para el año fiscal 2021

Dado el nivel de incertidumbre actual hacer proyecciones económicas a cinco años con un grado mínimo de precisión es básicamente imposible. No existe modelo macroeconómico que pueda estimar con certeza el impacto económico de la concatenación de eventos recientes: la quiebra del gobierno, los huracanes de 2017, los terremotos y la pandemia de COVID-19; ni proyectar los efectos de esos eventos a cinco años cuando los efectos de cada uno pueden intensificar o debilitar los efectos causados por los otros, existen demasiadas conexiones e interrelaciones entre las variables. Pero, a los seres humanos nos gusta pretender que mientras más conocimiento tenemos, más control del futuro tendremos. Eso es una ilusión, claro, como nos advierte Mark Lilla, profesor de ciencias políticas en Columbia, porque “en realidad siempre estamos entre la neblina, golpeando el pavimento con nuestros bastones”.

La ley PROMESA, sin embargo, requiere que se prepare un plan fiscal a cinco años, no solo para que sirva de zapata para el presupuesto anual, sino también para preparar el Plan de Ajuste para negociarse con los acreedores. Así que salimos a la calle a tantear con nuestros bastones, a ver qué encontramos. El equipo económico de AAFAF estima que la economía se contraerá por 3.6% y 7.8% durante los años fiscales 2020 y 2021 y repuntará en el 2022 con un crecimiento de 1.5%. Mientras los peritos de la JSF, proyectan una contracción de 4% en el 2020, un repunte modesto de positivo 0.5% en el 2021 y una contracción de 1.5% en el 2022.

El problema de fondo, sin embargo, es que no tenemos una metodología para escoger de una manera informada entre estas dos proyecciones a la hora de elaborar el Plan Fiscal y las ofertas de pago a los bonistas.

En esta columna compartimos dos propuestas de política pública para adelantar el proceso de quiebra aún con la gran incertidumbre que existe.

Gráfica-Propuestas CNE

Supervisión que funciona

Tabla-Supervisión que funciona

La prolongada depresión económica de Puerto Rico — y las medidas draconianas implementadas para combatir los desequilibrios fiscales a consecuencia de dichas medidas — han erosionado la capacidad del gobierno de la isla para desempeñarse a todos los niveles y han creado un terreno fértil para que personas inescrupulosas cometan fraude. Los programas de austeridad severa implementados desde el 2006 han provocado: recortes de presupuesto drásticos en agencias claves, una alta tasa de rotación de personal, baja moral entre los servidores públicos y recursos limitados en general. Además, cada vez se han empleado más contratistas privados a quienes se les ha pagado decenas de millones para asumir responsabilidades del sector público.

No debe ser una sorpresa que en este ambiente algunos de estos se han aprovechado para explotar el proceso y las oportunidades para la cacería de rentas. Además, los programas de austeridad han contribuido a una pobre ejecución de los procesos de transparencia y rendición de cuentas. Este escenario complejo es un semillero para la corrupción.

La insatisfacción actual con la clase política y las instituciones públicas en Puerto Rico se ha utilizado para justificar un aumento en la intervención federal en Puerto Rico. Podría ser conveniente considerar la narrativa simplista de que la condición actual de Puerto Rico se debe únicamente a su propia negligencia. Pero, a pesar de que los políticos puertorriqueños han cometido muchos errores y tomado malas decisiones, la culpa de los problemas actuales no se le pueden adjudicar a Puerto Rico exclusivamente. 

Fondos federales para la reconstrucción

Fuente: JSF, Plan fiscal certificado para el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, 27 de mayo de 2020

El Plan Fiscal certificado para el Estado Libre Asociado de Puerto Rico consta de tres elementos principales: (1) medidas fiscales para balancear el presupuesto; (2) reformas estructurales para “promover el crecimiento”; y (3) una entrada importante de transferencias federales para la reconstrucción. Sin embargo, como se muestra en la gráfica anterior, se espera que el 50% de todos los fondos federales ($38 mil millones de un total de $75 mil millones) se desembolsen entre 2025 y 2032. Específicamente, el 68% de los fondos CDBG-DR, el 50% de Fondos de FEMA para asistencia pública, mitigación de riesgos y misiones asignadas; y no se espera que el 22% de “otros fondos federales” se desembolsen hasta ese período.

Esta demora nos parece excesiva y puede causar daños permanentes a la economía de Puerto Rico, ya que el reemplazo del capital social que fue destruido por los huracanes y los terremotos se pospone por más de una década. Hacemos un llamado a las autoridades federales y locales para que hagan todo lo que esté a su alcance para acelerar este marco temporal.