Optimismo

Optimismo

Publicado el 24 de marzo de 2010

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Presidente y Fundador
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Aunque la econom铆a global ha comenzado a dar indicios de recuperaci贸n, todav铆a es prematuro para celebrar: las instituciones financieras se encuentran sumamente d茅biles y los consumidores en las econom铆as m谩s avanzadas han sufrido p茅rdidas significativas de riqueza. El crecimiento econ贸mico a corto plazo a nivel global, por lo tanto, se vislumbra positivo pero bastante modesto y el desempleo se espera que se mantenga a niveles relativamente altos durante los pr贸ximos a帽os.

En Puerto Rico, sin embargo, los indicadores econ贸micos contin煤an demostrando un marcado deterioro en nuestra econom铆a. Primero, recientemente la Junta de Planificaci贸n revis贸 sus estimados de crecimiento econ贸mico para el a帽o fiscal 2010, de positivo 0.7 por ciento a negativo 3.6 por ciento, una tasa de decrecimiento esencialmente igual a la de negativo 3.7 por ciento que experimentamos durante el a帽o fiscal 2009. De realizarse esa proyecci贸n, el 2010 marcar铆a el cuarto a帽o consecutivo de recesi贸n en Puerto Rico.

En segundo lugar, el 脥ndice de Actividad Econ贸mica del Banco Gubernamental de Fomento nos indica que la actividad econ贸mica en Puerto Rico decreci贸 un 7.1 por ciento entre enero de 2009 y enero de 2010.

Finalmente, la semana pasada el Departamento del Trabajo revel贸 que la tasa de desempleo para el mes de febrero de 2010 ascend铆a a 15.8 por ciento, esto en comparaci贸n con un 14.1 por ciento reportado para el mismo mes en el 2009. Durante ese mismo periodo, la cifra de personas empleadas se redujo por 57,000. Tal vez m谩s preocupante, la cantidad de personas fuera del grupo trabajador aument贸 por 88,000 personas en comparaci贸n con febrero de 2009.

Todo esto apunta a que Puerto Rico se encuentra en una situaci贸n econ贸mica sumamente dif铆cil. Nuestra pol铆tica econ贸mica a corto plazo no ha producido los resultados prometidos. Tambi茅n es obvio que nuestra situaci贸n econ贸mica no se debe meramente al efecto coyuntural producido por la reciente crisis econ贸mica y financiera a nivel global, aunque esos factores ciertamente afectaron el desempe帽o de nuestra econom铆a.

Esta situaci贸n presenta un reto muy complicado en t茅rminos de pol铆tica p煤blica. Tenemos que tomar medidas m谩s agresivas para incentivar el crecimiento econ贸mico a corto plazo y a la misma vez, y de manera paralela, tenemos que cambiar los factores estructurales que limitan nuestro crecimiento a largo plazo.

Los costos econ贸micos, sin mencionar los sociales, de no atender estos asuntos de manera eficiente y coordinada son enormes. Estudios econ贸micos recientes llevados a cabo por el Fondo Monetario Internacional han determinado que una gran parte de las p茅rdidas de producci贸n que ocurren durante una recesi贸n severa son permanentes y la econom铆a nunca vuelve a alcanzar la tendencia de crecimiento prevaleciente antes la crisis.

Seg煤n Joseph Stiglitz las implicaciones para la pol铆tica p煤blica econ贸mica desde esta perspectiva son profundas. Si es cierto que una reducci贸n en el crecimiento econ贸mico hoy implica una reducci贸n en la producci贸n econ贸mica a largo plazo, entonces el costo de una reducci贸n peque帽a en el crecimiento, digamos de un 1 por ciento, es enorme. Por ejemplo, si una econom铆a crece a un 4 por ciento anual, en vez de a un 5 por ciento, por 20 a帽os, y calculamos el valor hoy de esa diferencia, la p茅rdida en producci贸n no es igual al 1 por ciento del producto bruto hoy, sino 50 veces m谩s alta.

Ante este escalofriante cuadro, me parece que hay dos cosas que tenemos que hacer y exigir. Primero, debemos exigir realismo y no optimismo de nuestros l铆deres. Nos hace m谩s da帽o dorar la p铆ldora con proyecciones de crecimiento irreales que enfrentarnos a la dura realidad de que la situaci贸n es altamente preocupante y debemos actuar como corresponde. Segundo, debemos darnos cuenta que reconstruir nuestra econom铆a no ser谩 un proceso corto sino posiblemente uno generacional. Ser谩 el deber de mi generaci贸n restaurar la econom铆a de Puerto Rico para que nuestros hijos puedan disfrutar de una sociedad vibrante y de avanzada. Y esto no se logra con optimismo llano. Se logra con prop贸sito, con trabajo, con generosidad de esp铆ritu y con fe.

Esta columna fue publicada originalmente en 聽El Nuevo D铆a el 24 de marzo de 2010.