Midiendo la inflación

Midiendo la inflación

Publicado el 7 de junio de 2010

Harold headshot
Director de Investigación
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La tasa de inflación mide los cambios en el nivel de precios en la economía y nos indica cómo cambia a través del tiempo el poder adquisitivo del dólar.  En Puerto Rico las cifras de la inflación son notorias por estar sobre-estimadas.  Esta sobrestimación tiene consecuencias importantes tanto al analizar los patrones de la economía local como a la hora de establecer presupuestos a todos los niveles, tanto en las familias, como en las empresas y en el gobierno.  La revisión a la serie de la inflación que se llevó a cabo en el 2006 buscaba resolver este asunto pero a pesar de esta revisión se ha mantenido la sospecha de que la serie sigue estando sobre-estimada.

La inflación se estima a base de un índice de precios.  El índice de precios no es otra cosa que una medida donde se engloba en un cálculo, un promedio de los precios que pagamos todos a la hora de comprar,  incluye cosas como el precio del galón de gasolina, el precio del arroz y las habichuelas, el precio de las hipotecas, carros, etc. A su vez, estos precios se multiplican por la proporción de gastos de los hogares que corresponden a cada artículo.  Por ejemplo, si los hogares gastan un 5 por ciento de su ingreso comprando arroz, entonces el peso del arroz en la creación del índice es 5%.

Para entender la importancia de tener una serie precisa sobre la inflación, consideremos lo que ocurre cuando un banco otorga préstamos amparados en tasas de inflación erróneas.  La inflación promedio anual según las cifras oficiales en Puerto Rico en el 2008 era de 7.1 por ciento.  Si un banco buscaba otorgar un préstamo de un año obteniendo una ganancia de tres centavos por dólar no podía prestar al siete por ciento pues la inflación erosionaba el poder adquisitivo de dicho dólar.  Si se le pagaba de vuelta 1.07 por cada dólar prestado, el banco no tiene una ganancia real porque los precios han  subido un 7 por ciento.  Tiene que prestar cada dólar a 1.10.  De esa manera su ganancia real es de 3 centavos en un año.

¿Pero qué ocurre si al estimarse correctamente, la inflación verdadera es la mitad, 3.5 por ciento anual, y no 7 por ciento?  Entonces para obtener una ganancia por dólar de 3 centavos, el banco no tiene que prestar a 1.10 sino a 1.065.  El préstamo para ser rentable debería ser al 6.5 por ciento, no al 10.  Si el banco erróneamente presta al 10 por ciento, obtiene una ganancia de 3 centavos y medio adicionales que se le atribuyen incorrectamente a un ajuste por la inflación.

En Puerto Rico, por razones aún desconocidas y que aparentemente nadie en el gobierno desea explicar, hace cinco meses que no se publica el dato de la inflación.  Además de esto, se han hecho correcciones y ajustes que sugieren que la inflación en Puerto Rico es menor que lo que se ha pensado hasta ahora, pero dichas correcciones ni se han hecho públicas ni los ajustes correspondientes se han implantado.

A modo de ejercicio supongamos que la inflación se ha sobre-estimado durante los últimos veinte años por 1 punto porcentual anual.  Esto implica que en 10 años si la inflación era de 4 puntos anuales, la disminución inducida por la inflación en el valor agregado en la economía de Puerto Rico no ha sido de 40 porciento sino 30 por ciento.  Esto tiene implicaciones tremendas para todos los renglones de la economía.  En el caso de la vivienda, implica que la disminución en el valor real de la propiedad es menor, en el caso de los prestamos personales implica que se ha sobre-estimado la tasa a la cual la banca necesita prestar para poder generar ganancias, y en el caso del crecimiento.  ¿Qué tal si la brecha en la sobrestimación es de 2 puntos o quizás de tres?

Más allá de los asuntos puramente técnicos, necesitamos un cambio de paradigma en la concepción de la relación entre las estadísticas económicas y so rol en la política.  El rol de las estadísticas económicas no es hacer lucir bien a los políticos o administraciones de turno, sino que estas cumplen una función de suma importancia en la formulación de planes empresariales, en las negociaciones obrero-patronales, en la estipulación de precio del crédito bancario, etc.  Recientemente, el gobierno de Argentina ha sido acusado de manipular las cifras de inflación en ese país y como consecuencia ha perdido credibilidad con los inversionistas y bonistas que le prestan dinero tanto al gobierno como a compañías Argentinas.  Ahí tenemos una lección para Puerto Rico.

Es hora de que siguiendo el espíritu de transparencia que debería de reinar en la divulgación de datos en una democracia, que no solo se presente la serie mas reciente para la inflación sino también todos los datos corregidos.

Esta columna fue publicada originalmente en El Vocero el 7 de junio de 2010.