El hoyo es profundo y el camino es largo

El hoyo es profundo y el camino es largo

Publicado el 23 de septiembre de 2010

Sergio portrait
Director de Política Pública
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El 20 de septiembre el National Bureau of Economic Research, la entidad encargada de determinar los puntos de inflexión de los ciclos económicos en Estados Unidos, anunció que la recesión más reciente, que comenzó en diciembre de 2007, terminó oficialmente en junio de 2009.  La duración de 18 meses la hace la más larga desde la Gran Depresión de 1929.  Además de su larga duración, esta recesión también ha sido la mas profunda desde 1929 en términos de la pérdida de empleos (más de 5% de todos los empleos) y en términos de la reducción real en el Producto Interno Bruto (en términos agregados un poco menos de 5%).

Fuente:  NBER

Desafortunadamente, en Puerto Rico seguimos sumidos en una recesión que ya debe catalogarse como lo que es: una profunda depresión producto de la interacción entre factores estructurales y coyunturales.  La contracción económica en Puerto Rico comenzó en marzo de 2006 y continúa hasta el día de hoy, unos 54 meses después, lo que es igual a exactamente tres veces la duración de la recesion en los Estados Unidos.   Y seguimos contando.

Las pérdidas de empleo en Puerto Rico, en términos relativos, son también de una magnitud mucho mayor.  Según la encuesta de viviendas, entre marzo de 2006 y agosto de 2010, el empleo total en Puerto Rico se redujo de 1,289,000 a 1,075,000, una reducción de 214,000 empleos, lo que es equivalente a 16.6% de todos los empleos a marzo de 2006.  Si miramos la encuesta de establecimientos, que utiliza otra metodología, encontramos que el empleo no-agrícola en marzo de 2006 era de 1,053,200 y en julio de 2010 se encontraba en 922,600, una reducción de 130,600 empleos, equivalente a 12.4% del empleo no-agrícola a marzo de 2006.  O sea, que la pérdida relativa de empleos en Puerto Rico ha sido entre 2.4 y 3.3 veces mayor que en Estados Unidos.

En términos de la reducción real en el Producto Nacional Bruto, entre el 2006 y el 2010 (utilizando el estimado más reciente de la Junta de Planificación de Puerto Rico), la reducción agregada en el PNB de Puerto Rico ha sido de 10.9%, una reducción 2.6 veces mas profunda que la de Estados Unidos.

El hecho de que la recesión terminó hace 15 meses en Estados Unidos y aquí ni se ha sentido, nos indica que las causas de esta contracción no son solamente coyunturales.  Si bien es cierto que Puerto Rico sufrió los embates de la crisis financiera del 2007-08, y su economía fue afectada adversamente por la recesion global reciente, también es cierto que Puerto Rico venía arrastrando una serie de deficiencias estructurales que se han agudizado.  Entre estas encontramos una tasa de inversión relativamente baja, deficits fiscales crónicos, una baja tasa de participación laboral, y una economía que no está basada en la producción sino que depende de transferencias gubernamentales, del endeudamiento público, y de un sector informal enorme, para poder funcionar.

Algunas personas dicen que una buena dosis de optimismo es lo que hace falta para salir de esta depresión económica.  Pero, el optimismo que no está anclado firmemente en la realidad no es más que mera alucinación.  Esta recesión no es como las otras en términos de su duración y su impacto en el ingreso, el empleo, el sector financiero, y la producción.  Simplemente no es cierto que hayamos pasado por esto antes, excepto aquellos puertorriqueños que nacieron en o antes de 1929.

Los tiempos exigen pensamiento claro y mentes creativas.  Pero mas que nada necesitamos ver y entender la situación actual claramente en toda su sombría complejidad.  William Herndon, el socio de Abraham Lincoln en su práctica legal por 17 años, decía que una de las claves para entender la grandeza de Lincoln era su capacidad para ver las cosas en su “color y forma precisa”.  Herndon pensaba que esa habilidad era producto del temperamento introspectivo y melancólico de Lincoln, lo que los siquiatras modernos llamarían su “realismo depresivo” o el “sadder but wiser effect”.

Independientemente de su causa, esta habilidad le permitió a Lincoln ver claramente hacia donde iba dirigida la nación americana y a estar preparado para la crisis que explotó en 1861.  De igual manera nosotros aquí en Puerto Rico debemos aceptar, sin ilusiones o expectativas infladas, que el hoyo en que nos encontramos es profundo y el camino por delante es largo y difícil, y enrollarnos las mangas y comenzar a remar todos en la misma dirección.