Estadísticas

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Publicado el 28 de septiembre de 2010

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Presidente y Fundador
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Hay una estadística en Puerto Rico que muy poca gente conoce.  Parecería increíble pero la mayoría de los Puertorriqueños tienen más manos que el promedio.  Es decir, en nuestra isla no es raro que un ciudadano común este por encima del promedio en cuanto al número de manos que tiene en su cuerpo.

¿Cómo es esto posible?  ¿Será por los químicos vertidos por el ejercito en Vieques?  ¿O será por habernos usado como conejillos de la India en estudios médicos nebulosos?  Pues no.  Ninguna de esas dos es la razón.  Se debe al hecho de que un número pequeño de personas sólo tiene una mano.  Por lo tanto, cuando haces el promedio para la población en general, resulta ser menos de dos.  Y por lo tanto, las personas que tienen dos manos tienen más del promedio.

Les presento este ejemplo para confirmarles lo que todos conocemos:  el manejo de las estadísticas puede usarse para iluminar y aumentar el entendimiento sobre un asunto, pero también para ocultar o confundir.  Por eso es tan importante su recopilación y manejo.  Y por eso es tan importante el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.

Sin duda el Instituto es una importante institución en ciernes con el potencial de fortalecer no tan sólo el estudio y entendimiento de la economía del país, sino también la democracia en nuestra sociedad.  Su misión de coordinar el servicio de producción de estadísticas de las entidades gubernamentales es una función de alto valor y digna de defender.

Pero había que ser ingenuo para pensar que una dependencia de gobierno iba a ser totalmente independiente y autónoma, particularmente una dedicada a desarrollar y diseminar materia estadística y de medición de bienestar y progreso.  Vale la pena recordar que el Instituto llevaba muchos años inactivo.  Todos los gobiernos tienen que lidiar con las presiones políticas y estas tienden a ser particularmente sensitivas a la crítica y a la fiscalización externa.

También es importante destacar que Puerto Rico no es el único lugar con este tipo de confrontamiento.  En Brasil, por ejemplo, la medición del Índice de Precios del Consumidor se lleva a cabo en la Fundación Getulio Vargas, un think-tank independiente y no gubernamental.  En Estados Unidos es el prestigioso e independiente grupo de investigación, el National Bureau of Economic Research el que evalúa y confirma el comienzo y duración de los periodos de recesión en ese país.

Por otro lado tenemos el ejemplo de la Oficina Congresional de Presupuesto. Tan natural es la falta de confianza en la política, que aún en el sistema democrático estadounidense, probablemente uno de los más emblemáticos ejemplos de la sofisticación, eficiencia y filosofía democrática, se tuvo que crear esa dependencia por la falta de confianza que existía por parte de muchos congresistas en las declaraciones de la Oficina de Gerencia y Presupuesto adscrita a la Casa Blanca.

Ciertamente una sociedad saludable y democrática debe tener organizaciones como el Instituto.  Eso es lo justo y razonable.  Pero nunca se debe depender total y ciegamente de ellas pues, al fin, las estadísticas son meras herramientas. El valor reside no en ellas sino en su utilización e interpretación.  Por eso es imprescindible para cualquier sociedad moderna y pluralista que exista un sector ciudadano y no gubernamental fuerte, robusto, determinante y en permanente vigilancia de estos asuntos.

El Instituto de Estadísticas es una institución que vale la pena salvar y fortalecer para el bienestar de Puerto Rico.  Pero debemos reconocer que lo realmente valioso no es el Instituto en sí, sino el concepto y la idea de que en una sociedad saludable y democrática el manejo, la transparencia y la diseminación de data e información confiable y puntual es esencial, y más aún, es un derecho indiscutible e inalienable.

Esta columna se publicó originalmente en El Nuevo Día el 22 de septiembre de 2010.