Modelos económicos

Modelos económicos

Publicado el 16 de abril de 2012

Sergio portrait
Director de Política Pública
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A menudo escuchamos en nuestro debate público que Puerto Rico necesita un “nuevo modelo económico”. Sin embargo, nadie explica que quiere decir cuando habla de un “modelo económico”.

En las ciencias sociales un modelo es una representación abstracta de la realidad que nos permite entender y explicar esa realidad; es como un mapa que nos ayuda a llegar de un lugar a otro. Si un mapa de carreteras no contiene la información correcta o si no tiene la información suficiente, no será muy útil. Por otro lado, si el mapa contiene demasiada información, si las autopistas y carreteras principales se pierden en un complejo entramado de carreteras secundarias y terciarias, tampoco nos va a servir de mucho. En síntesis, un mapa o modelo útil representa adecuadamente la realidad y, a la misma vez, la simplifica de una manera que nos ayuda a entenderla.

En términos generales, un modelo nos permite: (1) ordenar y hacer generalizaciones sobre la realidad; (2) entender relaciones causales entre distintos fenómenos; (3) anticipar desarrollos futuros; (4) identificar las variables importantes y distinguirlas de las que no lo son; y (5) delinear las rutas disponibles para lograr nuestros objetivos.

Descripción General del Modelo

Especialistas en desarrollo económico han confeccionado un modelo altamente estilizado para describir el proceso de desarrollo tanto en Asia como en America Latina. En ambos casos, el proceso comienza en el contexto de una economía colonial donde el sector agrícola y, en algunos casos, de extracción de minerales, genera exportaciones que a su vez financian la compra de bienes de consumo no-duraderos de la metrópolis. En estas economías el sector agrícola también produce bienes de consumo para el mercado doméstico.

La primera transición en el proceso de desarrollo ocurre usualmente durante los años inmediatamente subsiguientes a la independencia política. Durante esta fase, las divisas generadas por la venta de exportaciones primarias (comida y minerales) se utilizan para financiar la compra de bienes de capital para la producción doméstica de bienes de consumo no-duraderos, tales como ropa, zapatos, juguetes, etc. En esta etapa, conocida como la fase primaria de sustitución de importaciones, usualmente el estado provee protección arancelaria, o subsidios, a los productores domésticos de estos bienes.

En la segunda etapa del proceso surgen dos rutas alternas de desarrollo. En términos generales, las economías asiáticas optan por exportar bienes de consumo no-duraderos que inicialmente se habían producido para el mercado local, buscando reducir su dependencia en las exportaciones primarias. Esta etapa se conoce como la fase primaria de sustitución de exportaciones.

En cambio, en America Latina los países mas grandes pasan a producir localmente bienes de consumo duraderos, tales como automóviles, refrigeradores, estufas, etc., así como bienes de capital y maquinaria para la producción industrial domestica. Esta etapa se conoce como la fase secundaria de sustitución de importaciones.

El tercer hito en el camino ocurre en Asia alrededor de 1970 cuando la mayoría de las economías entonces emergentes comienzan a producir localmente bienes de consumo duraderos, con la salvedad de que este segundo periodo de sustitución de importaciones fue relativamente corto en Asia en comparación con America Latina. Ya para mediados de la década de los ochenta los países asiáticos emergentes habían vuelto a re-orientar sus economías hacia la exportación, esta vez de bienes de consumo duraderos.

America Latina también comienza a finales de la década de los setenta un periodo de transición en el que se reduce gradualmente la sustitución de importaciones y se pasa a la promoción de exportaciones, tanto de bienes no-duraderos como duraderos, producidos localmente. Un poco más tarde comienza un proceso de apertura financiera y comercial que ha perdurado hasta tiempos recientes.

El Caso de Puerto Rico

El profesor James Dietz ha aplicado este modelo a la economía puertorriqueña. Lo primero que encuentra es que en Puerto Rico se abandona el sector agrícola casi por completo, mientras que en Asia y en America Latina el sector agrícola continúa siendo, aunque de forma reducida, una fuente de ingreso, empleo, y exportaciones.

En segundo lugar, la fase de sustitución de importaciones en Puerto Rico fue relativamente corta y se concentró en la producción por el estado de bienes intermedios para la producción: botellas de cristal y cajas de cartón para la exportación de ron, así como cemento y ladrillos para la construcción de viviendas. Esta etapa culmina en 1947 con la venta de estas compañías.

Puerto Rico entonces entra en un proceso intensivo de promoción de exportaciones de bienes no-duraderos con la gran diferencia de que las compañías que fabricaban estos productos no eran de capital local, sino compañías norteamericanas que utilizaban a Puerto Rico como plataforma de producción y de exportación para el resto del mundo. La misma dinámica se repite cuando Puerto Rico pasa a producir otros bienes más complejos como medicinas y equipos electrónicos. El objetivo era que estas compañías formaran vínculos productivos con compañías locales, algo que nunca ocurrió al nivel que se esperaba.

Es por esto que Richard Weisskoff catalogó a Puerto Rico como una economía hueca. Al abandonar la agricultura se destruyó una parte del acervo de capital de Puerto Rico; al desmantelar prematuramente el programa de sustitución de importaciones perdimos la oportunidad de desarrollar un sector productivo local fuerte; y al injertar artificialmente a nuestra economía un sector exportador con pocas o ningunas raíces puertorriqueñas profundizamos nuestra dependencia en compañías multinacionales con escasa lealtad a Puerto Rico.

En términos sencillos, Puerto Rico se desvió de la ruta trazada en el mapa. El problema ahora es cómo retomar el rumbo que fue descartado históricamente. No es fácil echar a un lado la pesada carga de la historia. ¿Cómo se fortalece la agricultura cuando ha sido abandonada por décadas? ¿Cómo se desarrolla una clase empresarial robusta, y un sector productivo local dinámico, sin caer en la tentación de un proteccionismo trasnochado? ¿Cómo se (re)construye el acervo de capital nacional? Esas son algunas de las preguntas cardinales que cualquier intento serio de desarrollar un nuevo modelo económico para Puerto Rico debe considerar.

Esta columna se publicó originalmente en el diario El Nuevo Día el domingo 15 de abril de 2012.