El tranque fiscal de Estados Unidos

El tranque fiscal de Estados Unidos

Publicado el 21 de mayo de 2012

Sergio portrait
Director de Política Pública
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Durante los últimos dos años el Congreso de los Estados Unidos y la administración del Presidente Obama han pospuesto una serie de decisiones difíciles sobre la política fiscal de ese país. Desafortunadamente, el resultado de este ejercicio de procrastinación colectiva es que en enero de 2013 se vencen varias medidas temporales de estimulo fiscal y entrarían en vigor una serie de recortes presupuestarios automáticos.

El 1 de enero de 2013 quedarían sin efecto (1) las reducciones de impuestos legisladas durante la presidencia de George W. Bush; (2) la extensión de los beneficios de emergencia del seguro por desempleo; y (3) la reducción de dos puntos porcentuales en los impuestos de seguro social. Por otro lado, el 15 de enero de 2013 entrarían en vigor recortes automáticos debido al fracaso del llamado “súper comité” en llegar a un acuerdo a finales de 2011 para reducir el déficit federal a largo plazo. Estos recortes se estiman en $110,000 millones durante el 2013 y la mitad de éstos serían en gastos de defensa y la otra mitad afectaría el gasto discrecional domestico.

El usualmente reservado presidente de la Junta de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha catalogado esta combinación de recortes en el gasto y de aumentos en las contribuciones como un risco fiscal masivo (“a massive fiscal cliff”).

Recesión a la vista

De acuerdo con economistas de Barclays Capital, a menos que el Congreso tome acción antes de enero de 2013, esa consolidación fiscal le restaría unos 2.8 puntos porcentuales a la tasa crecimiento de la economía de Estados Unidos, la cual creció un 2.2% durante el primer trimestre de este año. Esto significa que la economía de Estados Unidos entraría en recesión en algún momento del 2013.

Uno pensaría que el Congreso haría todo lo posible para evitar que la economía de Estados Unidos se desplome otra vez en el 2013, pero los esfuerzos para evitar el risco fiscal se complican por tres razones. Primero, un grupo bien organizado y financiado se ha atrincherado en la Cámara de Representantes y se opone de manera irracional a (1) cualquier aumento en los recaudos del gobierno federal y (2) cualquier reducción en el gasto militar. La política fiscal de los Estados Unidos se encuentra bajo el control del ala más radical del partido Republicano y este grupo de fundamentalistas fiscales efectivamente ha trancado el proceso político americano.

Segundo, el 2012 es año de elecciones generales. Tanto los Demócratas como los Republicanos tratarán de complacer a sus respectivas bases electorales, lo que hace muy difícil que se llegue a un acuerdo sobre estos asuntos antes de las elecciones. Esto deja un periodo de aproximadamente ocho semanas después de las elecciones para negociar, redactar, y aprobar legislación.

Tercero, el Secretario del Tesoro federal advirtió en febrero que el gobierno de Estados Unidos necesitará aumentar de nuevo el límite de la deuda pública en algún momento entre octubre y diciembre de este año. Esto añade otro nivel de complejidad a las negociaciones sobre como evitar el risco fiscal. Recordemos que el fracaso en llegar a un acuerdo a largo plazo sobre este asunto en agosto de 2011 es precisamente una de las causas principales de la situación que actualmente enfrenta Estados Unidos.

Parcho temporal

El consenso entre analistas y economistas en Estados Unidos es que el Congreso legislará una solución temporal antes de fin de año para evitar la crisis inmediata y dejará para el 2013 la confección de un plan fiscal a mediano y largo plazo. Ese plan, en teoría, debería incluir aumentos moderados en los impuestos; recortes graduales en el gasto federal, incluyendo los gastos de defensa; y una reforma para controlar el aumento de los costos de los programas de Seguro Social, Medicare, y Medicaid.

Más allá de los problemas fiscales, nos debería preocupar que el sistema político norteamericano haya dejado de funcionar. Ese sistema está diseñado para evitar los cambios drásticos y fomentar acuerdos y transacciones entre los diversos grupos o facciones políticas. Contrario a la percepción común, los fundadores del sistema norteamericano tenían una gran desconfianza de las mayorías democráticas, las cuales estimaban eran unas masas poco educadas y fáciles de manipular a través de sus emociones. Por lo tanto, para impedir lo que los fundadores llamaban la “tiranía de la mayoría” diseñaron un sistema de gobierno que le hace difícil a cualquier grupo imponer su agenda política a menos de que cuente con el apoyo de una mayoría abrumadora, como la tuvieron los Demócratas bajo FDR después de 1932.

El problema es que esas mismas protecciones constitucionales también pueden ser manipuladas por una minoría obstinada para obstaculizar, trancar, y paralizar el gobierno. Lo ideal sería que los electores norteamericanos le dieran en noviembre un mandato claro a uno de los dos partidos para implantar su agenda económica y le otorgaran control de todo el gobierno federal para hacerlo. Sin embargo, el escenario más probable es que eso no ocurra. Las expectativas son que el Presidente Obama salga re-electo, aunque en una elección mucho mas cerrada que la del 2008 cuando éste ganó el colegio electoral por un margen de 359 a 179, y que los Republicanos continúen controlando la Cámara y obtengan control del Senado, que actualmente es dominado por los Demócratas por un margen de 53 a 47, incluyendo dos senadores independientes que votan con el caucus Demócrata.

Impacto para Puerto Rico

Habría que ser extremadamente ingenuo para pensar que esta situación no va a afectar a Puerto Rico. Recordemos que recientemente se aprobó en la Cámara federal una medida para reducir significativamente los fondos de Medicaid asignados a Puerto Rico. Si bien es cierto que esa medida será detenida en el Senado, también es cierto que es un anticipo de lo que los Republicanos van a implementar si salieran victoriosos en noviembre. Aproximadamente 24% de los recursos consolidados del presupuesto de Puerto Rico para el año fiscal 2013 son fondos federales. En la medida en que una porción significativa de esos fondos no esté disponible, el gobierno de Puerto Rico tendría que recortar servicios, aumentar los impuestos, tomar más dinero prestado, y/o despedir empleados. La conclusión lógica es que la estabilidad fiscal de Puerto Rico a corto plazo dependerá, por lo menos parcialmente, de los resultados de las próximas elecciones federales.

Esta columna se publicó originalmente en el diario El Nuevo Día el 20 de mayo de 2012.