Enfermos y abandonados

Publicado el 5 de octubre de 2019 / Read in English

Rosanna close-up
Directora - Oficina Washington, D.C.
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Piensa en algo que te asusta profundamente. Ya sean accidentes o enfermedades crónicas, algo que te afecte a ti personalmente o a un ser querido, las cosas que impactan negativamente nuestra salud suelen destacarse dentro de nuestros miedos más grandes. Esas inquietudes sólo aumentan ante la ausencia de un seguro médico.

Para el gobierno, la salud es fundamental, especialmente considerando que las poblaciones más saludables están ampliamente vinculadas a una mejor calidad de vida, mayor productividad y un mejor desempeño económico. La mayoría de los gobiernos alrededor del mundo dedican porciones sustanciales de sus presupuestos a sus sistemas de salud. En los Estados Unidos, existen importantes programas de salud tales como Medicaid y Medicare, al igual que campañas financiadas con fondos federales tales como la prevención del SIDA y la reducción en el consumo del tabaco.

Pero cuando hablamos de Puerto Rico, el programa de Medicaid fue desarrollado negligentemente. Durante décadas, Puerto Rico ha recibido financiamiento limitado para implementar un programa de Medicaid restringido que ofrece solo 10 de los 17 servicios obligatorios. Estas limitaciones son particularmente punitivas para los 1.5 millones de ciudadanos de EE.UU. que viven Puerto Rico y que dependen de Medicaid. Además, estas limitaciones de financiamiento han ocasionado un éxodo masivo de médicos y otros profesionales de la salud quienes han dejado la isla buscando mejor compensación en otros lugares.

Puerto Rico también tiene que lidiar con recurrentes abismos fiscales en sus fondos de salud ocasionados por la renuencia del Congreso de proveer recursos de Medicaid adecuados de una manera consistente. Al contrario, los legisladores de EE.UU., han promulgado parchos legislativos apresurados para evitar estos abismos, y en el proceso, han puesto en peligro el sistema de salud y la salud de cientos de miles de familias de bajos ingresos. Estos acuerdos de última hora no evitan abismos futuros e ignoran los reclamos para apoyar permanentemente a la población con acceso limitado a servicios de salud en Puerto Rico.

La resolución continua de corto plazo mantiene los niveles actuales de fondos de Medicaid para Puerto Rico hasta el 21 de noviembre. Esto quiere decir que Puerto Rico recibirá fondos federales por ocho semanas más para cubrir gastos del programa mientras se forja una solución a largo plazo. A la misma vez, Puerto Rico debe negociar contratos locales con aseguradores y/u organizaciones de servicios de salud. Imagínese sentarse en una mesa y negociar con alguien sin tener idea cuánto dinero le puede pagar. Los retos ocasionados por la incertidumbre financiera no se pueden minimizar.

Al final de este año, todas las fuentes de fondos suplementarios de Medicaid para Puerto Rico se agotarán. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿si el congreso no toma acción, que está en juego?

El programa Medicaid es esencial para personas que no pueden costear el acceso a servicios de salud. Fue esa la razón por la cual se creó Medicaid desde un principio. Si el Congreso no provee fondos adicionales, cientos de miles de familias comenzarían el año nuevo sin la cobertura de servicios de salud necesaria.

Para evitar esta situación, este verano el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó un proyecto de ley bipartita para proveerle a Puerto Rico una nueva estructura de financiamiento y medidas de rendición de cuentas adicionales . El proyecto de ley no es una solución permanente, pero sí es un punto de partida ya que provee asignaciones de fondos para Medicaid más altas al igual que otros recursos muy necesarios.

Lamentablemente, las señales desde el Senado no han sido tan positivas — los republicanos en el Senado de EE.UU. ya han dejado ver su insatisfacción general con el programa de Medicaid de Puerto Rico mediante una carta al secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar. Entre varias interrogantes, los miembros republicanos del Comité de Finanzas del Senado le preguntaron a Azar sobre la cantidad total de gastos anuales para el programa de Medicaid en Puerto Rico desde el año fiscal 2014.

Sí, es cierto que EE.UU. ha aumentado la cantidad que gasta en el programa de Medicaid de Puerto Rico durante los últimos cinco años. Pero esos números por si solos están inflados y no se deben analizar fuera de contexto. Una revisión de los últimos diez años demuestra que el Congreso ha estado asignando soluciones temporeras para evitar un colapso total del sistema. Estas extensiones a corto plazo han aumentado artificialmente los gastos totales de Medicaid en Puerto Rico y aumentado el porciento de pareo de dinero federal conocido como el Porciento de Asistencia Médica Federal (FMAP, por sus siglas en inglés).

En vez de mirar los fondos desde el 2014, debemos examinar el trasfondo de la estructura del programa para entender las fallas sistemáticas. El FMAP de Puerto Rico, por ejemplo, tiene un límite arbitrario de 55%. Si se calculara utilizando la misma fórmula que se le aplica a los estados, el porcentaje que le correspondería a Puerto Rico sería de 83%. Esta limitación por si sola restringe seriamente al programa según se evidencia en niveles más bajos de elegibilidad, menos beneficios obligatorios, pagos más bajos a los proveedores, y menos gastos por beneficiario. Los fondos para Puerto Rico también tienen un tope, a diferencia de los estados que no tienen límite. Esta combinación significa que el FMAP real de Puerto Rico es mucho menor que  55%; en realidad, el porcentaje es más cerca a un 15%.

Revisar las cantidades desde el 2014 solo proveerá una respuesta distorsionada y superficial que conllevará a otro arreglo distorsionado y superficial. El Congreso se debe enfocar en proveer financiamiento a largo plazo para Medicaid en Puerto Rico, no solo porque cientos de miles de familias dependen de ello, pero también porque es una política fiscalmente responsable – basada en la premisa ampliamente aceptada que la prevención y la intervención temprana reducen los gastos de salud a largo plazo.

Nota al Congreso de EE.UU: dejen de financiar el programa de Medicaid de Puerto Rico a cuenta gotas y aprueben una solución completa y permanente.

Una versión resumida de esta columna fue publicada el 5 de octubre de 2019 en The Hill.