Publicado el 12 de mayo de 2020 / Read in English
Cinco cosas que debes saber hoy
1) Por qué es tan difícil el análisis de riesgos, parte 1: Somos humanos
A medida que la pandemia de COVID-19 disminuye, millones de personas en todo el mundo enfrentan decisiones difíciles sobre cuándo es “seguro” volver a la “normalidad”. Sin embargo, a pesar del trabajo encomiable de los funcionarios de salud pública, muchos países no han podido reducir la tasa de transmisión (o “R”) por debajo de 1, momento en el cual la enfermedad finalmente desaparece. Esto significa que todos tendremos que hacer evaluaciones de riesgos sobre cómo y cuándo participar en diferentes actividades. Como escribe Gillian Tett en el Financial Times, esto es difícil para la gran mayoría de los seres humanos. Según Tett, las sociedades “no son como una ecuación de física newtoniana, donde las personas actúan con la previsibilidad de la gravedad; los humanos tienen prejuicios psicológicos, suposiciones culturales e incentivos inconsistentes“.
Además, “nuestra sensación de riesgo en una epidemia está condicionada por la idea de quién creemos que tiene la responsabilidad de manejarlo… A veces se considera que es responsabilidad de las personas manejar el riesgo (bajo el principio de caveat emptor). En otras ocasiones hay un enfoque más igualitario: todos en una comunidad voluntariamente intentan proteger a todos los demás. Un tercer marco utiliza controles jerárquicos: los líderes lidian con el riesgo emitiendo órdenes. Luego hay una cuarta opción: el fatalismo, cuando nadie trata de manejar los riesgos en lo absoluto”.
Por lo tanto, los modelos matemáticos de riesgo, si bien son útiles y quizás persuasivos, no son vinculantes. La percepción del riesgo es, inevitablemente, un proceso subjetivo y social. Eso significa que las relaciones de poder, las diferencias en los niveles de confianza y las desigualdades estructurales y sistémicas afectan la forma en que evaluamos el riesgo. En resumen, nuestra propia humanidad complica la evaluación de riesgos. Por eso es tan difícil.
2) Por qué es tan difícil el análisis de riesgos, parte 2: Hay mucho que no sabemos
La evaluación de riesgos también se complica por la naturaleza del virus SARS-CoV-2. Los médicos y otros expertos simplemente no saben lo suficiente como para entender bien ni el virus ni la enfermedad COVID-19. Como se informó en el Washington Post, los médicos “no saben por qué hay tantas presentaciones de la enfermedad”, dijo Angela Rasmussen, viróloga del Center for Infection and Immunity en la Mailman School of Public Health de la Universidad de Columbia. En pocas palabras, esto es tan nuevo que hay muchas cosas que no sabemos“.
Lo que sí sabemos es que esto es mucho más que una enfermedad respiratoria: “Ataca el corazón, debilita sus músculos e interrumpe su ritmo crítico. Lastima los riñones tanto que algunos hospitales se han quedado sin equipos de diálisis. Se dispersa a lo largo del sistema nervioso, destruyendo el gusto y el olfato y ocasionalmente llegando al cerebro. Crea coágulos de sangre que pueden matar con eficiencia repentina e inflama los vasos sanguíneos en todo el cuerpo”.
Si los médicos realmente no saben lo que está sucediendo, ¿cómo se supone que debemos tomar una decisión informada sobre volver al trabajo, subir a un avión o asistir a un concierto de música? Además, en esta situación, ¿en quién podemos confiar para decirnos qué es seguro para nosotros y nuestras familias?
3) Nuevas infecciones obligan a Seúl a cerrar barras
Durante el cuarto día después de la reapertura de bares y restaurantes en Seúl, Corea del Sur, “el alcalde de Seúl ordenó el cierre indefinido de todos los bares y clubes nocturnos de la capital después de descubrir un grupo de docenas de infecciones por coronavirus”, informa el New York Times. Corea del Sur se ha ganado la admiración del mundo por sus esfuerzos para controlar la propagación de COVID-19 sin tener que cerrar por completo su economía. Logró hacerlo con pruebas generalizadas, la hospitalización de casos positivos, el rastreo agresivo de contactos y el aislamiento de personas expuestas al virus.
Sin embargo, “los funcionarios del gobierno, los trabajadores de salud y gran parte del público saben muy bien que hasta que haya una vacuna, relajar las restricciones provocará más infecciones y posiblemente más muertes. El truco será hacerlo sin permitir que el contagio regrese con más fuerza.”
Por lo tanto, a medida que la vida vuelve lentamente a la “normalidad”, las autoridades surcoreanas mantienen un fuerte sistema de vigilancia y monitoreo para evitar la reincidencia. Un caso para estudiar, tal vez, por las autoridades de salud pública de Puerto Rico.
4) Ayudar a los estados es una buena política económica
Laura Tyson, ex presidenta del Consejo de Asesores Económicos del presidente de los EE.UU., escribió un artículo para Project Syndicate sobre la necesidad de que el gobierno federal ayude a los estados que están llevando la peor parte de la lucha contra el virus SARS-CoV-2.
Como hemos dicho antes en este boletín, los ingresos estatales están disminuyendo rápidamente como resultado de las restricciones impuestas para evitar la propagación de COVID-19. Eso a la misma vez que los gastos directos principalmente en servicios y equipos de salud, y en Medicaid, han aumentado significativamente. Sin embargo, “a diferencia del gobierno federal, los gobiernos estatales están limitados por leyes de presupuesto balanceado. Sin fondos federales para cubrir sus inminentes brechas fiscales, tendrán que aumentar los impuestos o implementar grandes recortes de gastos”.
Pero, “si los gobiernos estatales se ven obligados a utilizar con fuerza sus frenos fiscales, gran parte del beneficio de las medidas de estímulo anti-cíclico del gobierno federal se contrarrestarán, lo que resultará en una recesión innecesariamente más profunda, un mayor desempleo y una recuperación más lenta”.
Según Tyson, durante la Gran Recesión “los gobiernos estatales sufrieron un golpe presupuestario de alrededor de $600 mil millones, pero recibieron solo $150 mil millones en ayuda federal. Por lo tanto, los gobiernos estatales tuvieron que reducir sus reservas acumuladas (“fondos para días lluviosos”), aumentar los impuestos y reducir el gasto “discrecional”. Estas medidas de austeridad fueron un lastre significativo para el crecimiento. Los gobiernos estatales se vieron obligados a reducir el empleo en servicios esenciales como la educación, la salud pública y los hospitales, con un efecto multiplicador negativo estimado de 1.7 o más (lo que significa que cada recorte de $1 llevó a una pérdida de actividad económica de $1.70)”.
Además, “la austeridad tuvo efectos duraderos. El gasto estatal real (ajustado a la inflación) no excedió su pico anterior a la recesión hasta 2019, y las nóminas estatales y locales no volvieron a sus máximos previos a la recesión hasta fin de año, justo cuando COVID-19 estaba apareciendo”.
En suma, el caso macroeconómico para ayudar a los estados es sencillo y las matemáticas son simples. Lo que falta es la voluntad política.
5) Wharton School de la Universidad de Pennsylvania lanza simulador de política pública para el coronavirus
Wharton School ha publicado una herramienta interactiva para simular el impacto sanitario y económico de la reapertura de la economía y el levantamiento de las reglas de distanciamiento social. De acuerdo con la Universidad de Pennsylvania:
El modelo “utiliza un marco epidemiológico junto con estimaciones empíricas para simular los efectos sanitarios y económicos de la flexibilización de las políticas estatales de toque de queda. Los usuarios especifican un nivel de “política” y un nivel de “comportamiento”. El nivel de política representa a qué paso los estados vuelven a abrir y tiene tres marcos de referencia:
- Política de referencia: cada estado mantiene sus restricciones actuales al 30 de abril. Algunos estados están sujetos a un ajuste adicional para controlar sus tasas de infección.
- Reapertura parcial: los estados levantan inmediatamente las declaraciones de emergencia, las órdenes de quedarse en casa y el cierre de escuelas.
- Reapertura total: los estados levantan de inmediato todo lo mencionado anteriormente, así como las restricciones en la operación de negocios y restaurantes.
La palanca de comportamiento representa las decisiones de los individuos sobre si continuar con las prácticas de distanciamiento social. Este nivel de comportamiento tiene dos marcos de referencia:
- Comportamiento de referencia: cada individuo mantiene sus prácticas actuales de distanciamiento social.
- Distanciamiento reducido: las personas relajan sus esfuerzos de distanciamiento social, volviendo completamente al comportamiento pre-pandémico para fines de diciembre de 2020”.
El simulador “muestra pronósticos nacionales para el total de casos de coronavirus reportados, muertes acumuladas debido al coronavirus, cambio porcentual año tras año en el PIB y cambio en el empleo durante los 7 días anteriores”.
Según el simulador, una reapertura total a nivel nacional “llevaría a 233,000 muertes adicionales a fines de junio en relación con la no reapertura. Para 30 de junio el PIB aumentaría aproximadamente 1.5 puntos porcentuales en relación con la no reapertura. Casi todas las pérdidas netas de empleo entre el 1 de mayo y el 30 de junio se eliminarían”.
Pero si “las personas ven la reapertura total como un “regreso la normalidad” y, como resultado, relajan sus propias prácticas voluntarias de distanciamiento social, comportándose de manera consistente con el 1 de febrero de 2020, las muertes nacionales acumuladas alcanzarían 950,000 para el 30 de junio. Las pérdidas de empleo pasarían a un positivo neto de 4.1 millones en empleos ganados, eliminando algunas de las pérdidas de empleos antes del 1 de mayo”.
Les recordamos a los lectores que el objetivo de estos ejercicios no es predecir o pronosticar el futuro, sino más bien brindar orientación a los responsables de formular política pública sobre los posibles efectos de las diferentes intervenciones políticas y ayudar en la planificación previa a la implementación de la política. Los resultados, sin embargo, destacan la necesidad de intensificar los esfuerzos de salud pública y brindar apoyo a los trabajadores hasta que se encuentre una vacuna o un tratamiento.
Cita del día
“I had seen birth and death,/But had thought they were different; this Birth was/Hard and bitter agony for us, like Death, our death.”
—T. S. Eliot
Nota del editor
Mucha gente nos pregunta cuándo volverá la economía a la normalidad. La verdadera respuesta es que nadie lo sabe realmente. Pero te podemos dar algunas preguntas para ayudarte a reflexionar sobre el tema:
- ¿Cuándo estarás listo para entrar a un bar lleno de gente? ¿Centro comercial? ¿Estadio de deportes? ¿Concierto de música? ¿Cómo reaccionarás si alguien se tropieza contigo o te tose/estornuda en la cara?
- ¿Cuándo crees que tomarás el próximo vuelo? ¿Qué harás si la persona sentada a tu lado sigue tosiendo durante todo el viaje?
- ¿Cuándo te sentirás cómodo durmiendo en un cuarto de hotel por varias noches?
- ¿Cuándo estarás listo para llevar a tu cónyuge/pareja y familia a un restaurante que huele a cloro y la persona que te atiende parece un cirujano?
- ¿Cuándo crees que será seguro que tus hijos vuelvan a la escuela? ¿Jueguen baloncesto? ¿Coman en la cafetería de la escuela?
- ¿Qué tal ir al gimnasio para hacer ejercicio y sudar rodeado de extraños?
Y así sucesivamente. La lista de actividades que antes de la pandemia se consideraban relativamente seguras y normales, pero ahora están llenas de riesgos, es inmensa y evaluar esos riesgos no es necesariamente sencillo. Para poner esto en contexto, considera esto: la probabilidad de morir en un accidente aéreo es de aproximadamente 1 en 11 millones. La mayoría de las personas considera que es un riesgo bajo y, por lo general, no lo pensaría dos veces. Pero si te infectas con SARS-CoV-2, la probabilidad de morir por COVID-19 es de aproximadamente 1 en 100 (las cifras de mortalidad reportadas son exageradas debido a los bajos niveles de pruebas) y la probabilidad de infectarse con SARS-CoV-2 en un vuelo de avión no se conoce en este momento. Entonces, ¿cómo evalúas el riesgo?
Ten en cuenta que este es precisamente el tipo de pregunta que las personas estarán haciendo mientras eliminamos las restricciones sociales. Y la recuperación económica dependerá de las contestaciones. Después de todo, esa cosa evasiva que llamamos “la economía” no es más que el resultado de miles de millones de decisiones tomadas todos los días por gobiernos, compañías y, sobre todo, personas.
Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!