Living with Risk Daily Briefing – 18 de mayo

Publicado el 18 de mayo de 2020 / Read in English

Centro para una Nueva Economía

Editado por
Sergio M. Marxuach

COMPARTA

Cinco cosas que debes saber hoy

1) La pandemia podría acelerar la insolvencia del Seguro Social

Aproximadamente 178 millones de trabajadores pagan impuestos de Seguro Social para proveer beneficios mensuales a unos 64 millones de beneficiarios. Sin embargo, los aumentos en la expectativa de vida y en el número de beneficiarios, a medida que los baby boomers se retiran, se han combinado para poner al programa bajo un estrés significativo. La última proyección oficial del gobierno estima que el programa se quedara sin dinero para seguir pagando los beneficios en su totalidad para 2035.

Sin embargo, el impacto económico de la pandemia de COVID-19 puede cambiar ese cálculo al acelerar una tendencia que comenzó con la crisis financiera de 2008. Según Politico, la Gran Recesión acortó la vida útil esperada del programa por cuatro años, ya que el 5% de todos los adultos elegibles eligieron reclamar beneficios seis meses antes de lo esperado, mientras que el aumento del desempleo redujo la cantidad pagada en los impuestos sobre la nómina que sostienen el sistema.

En este momento, al menos 36.5 millones de personas desempleadas no pagan impuestos sobre la nómina, mientras se espera otro aumento en las jubilaciones. Eso significa, “cuando se tiene en cuenta la pandemia, que la fecha de agotamiento cambiará de 2035 a 2029”, según el Bipartisan Policy Institute. Por supuesto, cambios en la estructura del programa podrían ayudar a evitar este desenlace. Pero eso parece requerir un espíritu de bipartidismo que está notablemente ausente en Washington en este momento.

2) Los cambios al Código Civil de Puerto Rico requieren más análisis

La legislatura de Puerto Rico aprobó la semana pasada un proyecto de ley para reemplazar el Código Civil de la isla. El Código Civil gobierna aspectos importantes de la vida pública y privada, literalmente desde la cuna hasta la tumba. Lamentablemente, algunas enmiendas de última hora se presentaron durante el debate en el Senado sin un análisis previo o los beneficios de llevar a cabo audiencias públicas. Algunos expertos en derecho también han cuestionado algunos aspectos del proceso de redacción y aprobación.

Entendemos que el proceso ha durado más de dos décadas y que ha costado más de $10 millones llegar a este punto para reemplazar el Código. Precisamente debido a esta importante inversión de tiempo, esfuerzo y dinero, la administración actual debe hacer un esfuerzo adicional y ofrecer un poco más de tiempo para que todas las partes sean escuchadas antes de proceder con la aprobación final del nuevo Código. No somos ingenuos, sabemos que será imposible llegar a un consenso sobre algunos de los cambios más controversiales, pero la buena gobernanza, la transparencia y el proceso democrático exigen una oportunidad más para que todas las partes interesadas puedan expresar su opinión sobre este importante asunto.

3) Un “lago” profundo de datos del coronavirus

La pandemia de COVID-19 ha generado muchos datos de diferentes fuentes. Lamentablemente, la mayoría de estos datos se mantienen en diferentes “silos” por la academia, las empresas y los gobiernos. Sin embargo, Axios informa que “un proveedor de software de inteligencia artificial ha creado un nuevo “lago de datos” de información sobre la pandemia COVID-19 para investigadores de todo el mundo”. Esto es importante, porque un conjunto de datos integrado permitiría el desarrollo de modelos más sofisticados que aborden todas las dimensiones de la pandemia.

La compañía “C3.ai ha producido un lago de datos que se basa en decenas de diferentes fuentes. Los investigadores pueden explorar áreas que pueden ser de interés, como el diagnóstico o las condiciones preexistentes, a medida que construyen modelos basados en esos datos”. Según Tom Siebel, CEO de C3.ai, “esto permite a los científicos realizar investigaciones muy avanzadas utilizando IA, predecir con precisión la propagación de la enfermedad y evaluar la eficacia de la mitigación social”.

Las herramientas de inteligencia artificial, aunque no son un remedio mágico, podrían resultar sumamente importantes en el proceso de analizar el virus SARS-CoV-2, entender cómo se propaga y explicar cómo afecta al cuerpo humano.

4) La cooperación es la clave para desarrollar una vacuna rápidamente

Desarrollar vacunas es un proceso inherentemente incierto y complejo. Menos de 1 de cada 10 vacunas que entran en ensayos clínicos eventualmente se aprueba para uso. También es un esfuerzo que conlleva mucho tiempo, la vacuna más rápida jamás desarrollada hasta ahora, para las paperas durante la década de 1960, tomó cuatro años desde el laboratorio hasta el consultorio del médico. Una vez aprobada, aumentar la producción requiere tiempo, mano de obra y equipos especializados. Y dado lo poco que sabemos sobre el COVID-19, los protocolos de control de calidad y seguridad podrían crear demoras adicionales significativas.

Es por esto que Susan Athey, Kendall Hoyt y Michael Kremer, escriben en Project Syndicate abogando por la cooperación entre naciones y corporaciones en el desarrollo de una vacuna para COVID-19. Los autores ven cuatro beneficios principales de dicha cooperación:

  1. “cada país puede reducir su propio riesgo de no haber invertido en la vacuna adecuada”;
  2. “la colaboración internacional permite una mayor agrupación de recursos, que es necesaria para ampliar las inversiones en capacidad de fabricación”;
  3. “la coordinación global reduce el riesgo de interrupciones en la cadena de suministro”; y
  4. “para maximizar los beneficios económicos y de salud de una vacuna, los trabajadores de la salud y las poblaciones vulnerables en todos los países deben tener la máxima prioridad para recibirla”.

Los argumentos para la cooperación internacional en el desarrollo de una vacuna para COVID-19 son convincentes. Sin embargo, los defensores del “nacionalismo de la vacuna” son prominentes en China, Estados Unidos y algunos países europeos. Solo podemos esperar que personas más prudentes a cargo de formular políticas prevalezcan.

5) ¿Cuántas pruebas son suficientes?

La mayoría de los expertos en salud pública están de acuerdo de que Estados Unidos no ha realizado suficientes pruebas para COVID-19 para levantar de manera segura las medidas de distanciamiento social y las órdenes de refugio en el lugar. Según Ashish Jha, director del Global Health Institute de Harvard, “las pruebas, el distanciamiento social y el refugio en el lugar son exactamente la misma estrategia, usted quiere mantener a las personas infectadas lejos de las personas susceptibles. Cuando no sabe quién está infectado y quién es susceptible, se cierra todo. Se mantiene a todos en sus hogares “. En resumen, según Jha, “cada prueba que llevas a cabo te da un poco más de libertad”.

Sin embargo, existe un gran desacuerdo en cuanto a la cantidad de pruebas que se necesitan. “A mediados de abril, Jha y sus colegas publicaron un blog argumentando que el país necesitaba hacer al menos medio millón de pruebas por día para pensar en levantar las medidas de mitigación que la mayoría de los estados han implementado para detener la propagación de la enfermedad”. A principios de mayo, “actualizaron ese número a novecientos mil y publicaron objetivos mínimos estado por estado”.

Aún así, “entre economistas y epidemiólogos, las estimaciones del número mínimo de pruebas de diagnóstico diarias requeridas para reabrir la economía de manera segura varían de quinientos mil a veinticinco millones. Parte de esta variabilidad puede explicarse por estimaciones diferentes de casos desconocidos o por el crecimiento persistente de la epidemia a través del tiempo”.

Además, existe un amplio desacuerdo sobre cuál debería ser el objetivo de las pruebas. Algunos funcionarios de salud pública quieren saber cuándo los niveles de infección han disminuido lo suficiente como para que sea “seguro” que las personas puedan salir. Otros, buscan erradicar completamente el virus, un objetivo que requiere una cantidad de pruebas significativamente mayor. Si a esto le sumamos la complejidad del virus y la falta generalizada de conocimiento sobre el mismo, resulta bastante difícil obtener un estimado.

Sin embargo, en el análisis final, todos están de acuerdo en que se necesitan más datos sobre cómo se propaga la enfermedad, aunque solo sea para evitar nuevos brotes y evitar que el virus se descontrole. Y eso significa más pruebas.

Cita del día

The important thing for government is not to do things which individuals are doing already, and to do them a little better or a little worse; but to do those things which at present are not done at all.

—John Maynard Keynes

Nota del editor

Este no es el momento para ser tímido con respecto al gasto público o preocuparse por la deuda o el déficit federal. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que la política monetaria, por sí sola, no será suficiente para abordar los efectos económicos de la pandemia de COVID-19. Hasta ahora, el Congreso se ha visto obligado a promulgar cuatro proyectos de ley desde finales de marzo, que suman aproximadamente $3 billones (trillion) en nuevos gastos, incluidos pagos directos a individuos, asistencia para pequeñas empresas y grandes corporaciones, y ayuda para estados que enfrentan déficits presupuestarios.

Sin embargo, los economistas tanto de izquierda como de derecha sostienen que la magnitud de la desaceleración económica requerirá gasto adicional. Esto ha causado cierta preocupación entre los que prefieren un presupuesto balanceado siempre. Pero están yendo muy lejos, en nuestra opinión. Las tasas de interés están cerca de mínimos históricos, la inflación es insignificante y el desempleo está oficialmente en 14.7% (probablemente más alto ahora), el nivel más alto en al menos 75 años. Entonces, si hay un momento para tener grandes déficits, es ahora.

Es cierto que los niveles de deuda de EE.UU. deberán abordarse en algún momento, después de que la economía reviva, pero EE.UU. tiene varias ventajas en este aspecto. Primero, pide prestado en su propia moneda. Segundo, parte de la deuda puede ser “monetizada” vendiéndola a la Reserva Federal. Tercero, una porción puede ser reducida por una inflación moderada cuando la economía comience a crecer otra vez. Finalmente, contrario a la creencia popular, la mayor parte de su deuda está en manos de inversionistas domésticos.

Al final, sin embargo, algunos impuestos tendrán que aumentarse y algunos gastos tendrán que disminuirse. Lo que significa que el impacto principal será distributivo cuando venza la factura, ya que el pago de la deuda representará una gran transferencia de riqueza de todos los contribuyentes a un grupo relativamente pequeño de bonistas. Pero podemos preocuparnos por eso a su debido tiempo, cuando la crisis haya pasado y la pandemia haya sido controlada.

Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!