El laberinto de las elecciones en EE.UU.

El laberinto de las elecciones en EE.UU.

Publicado el 29 de octubre de 2020 / Read in English

Sergio portrait
Director de Política Pública
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Este año las cosas se han complicado por la pandemia de COVID-19 y una cantidad récord de votantes que ya han emitido sus votos para evitar la multitud el día de las elecciones. Esta combinación podría ocasionar que la noche de las elecciones sea extraña, ya que los resultados iniciales pudieran mostrar al presidente Trump en la delantera en estados clave para la elección, solo para ver que su ventaja se evapora a medida que se cuentan las papeletas enviadas por correo, que tienden a inclinarse en gran medida a favor de los demócratas: un fenómeno llamado el “giro azul” por los científicos políticos. Así que, a menos que Biden lidere contundentemente durante la noche de las elecciones, lo cual es posible pero poco probable, podríamos tener un largo escrutinio de votos.

Con este escenario, podemos esperar que ambas partes se enfrenten en los tribunales, ya que impugnaciones y contra-impugnaciones se presentaran en estados clave por firmas que faltan y matasellos ilegibles. Mientras tanto, el presidente seguiría tuiteando que los “demócratas están tratando de robarse las elecciones”. Podemos esperar esto porque lo ha hecho en el pasado. Mira lo que tuiteó el 12 de noviembre de 2018, sin prueba alguna:

“The Florida Election should be called in favor of Rick Scott and Ron DeSantis in that large numbers of new ballots showed up out of nowhere, and many ballots are missing or forged, tuiteó. “An honest vote count is no longer possible-ballots massively infected. Must go with Election Night!”

Entonces, incluso con todo eso sucediendo en segundo plano, las juntas electorales y los tribunales tienen que resolver cualquier disputa de manera oportuna debido al proceso del Colegio Electoral. Recuerde que en Estados Unidos la gente no vota directamente por el presidente y el vicepresidente, sino por una lista de “electores” que están “comprometidos” con la “papeleta” (Trump/Pence o Biden/Harris) y votarán por ellos seis semanas después del día de las elecciones.

Cada estado tiene un número de electores igual al número de representantes que tiene en la Cámara más dos más por sus senadores. D.C. tiene el mínimo de tres electores. Estas 538 personas constituyen colectivamente lo que se llama el Colegio Electoral. Actualmente, 48 estados otorgan todos sus votos del colegio electoral al ganador del voto popular del estado. Maine y Nebraska tienen un sistema híbrido, que otorga algunos de sus votos del colegio electoral al ganador en todo el estado, y algunos de acuerdo con los resultados dentro de los distritos del Congreso. Este año, los electores deben reunirse, en sus respectivos estados, el 14 de diciembre. Entonces se certifican los resultados de su votación y se envía cada certificado al Congreso, que se encarga de realizar el escrutinio de los votos electorales.

De acuerdo con la Ley de Conteo Electoral de 1887 (“ECA”, por sus siglas en inglés), el Congreso otorgará un “puerto seguro” (“safe harbor”) a los resultados reportados por un estado, es decir, se presumirá que son válidos, si el estado ha resuelto todas las disputas relacionadas con las elecciones seis días antes que los electores se reúnan físicamente. Por tanto, la fecha límite efectiva o práctica para concluir cualquier litigio pendiente es el 8 de diciembre, si el estado quiere valerse de este puerto seguro.

Luego, el 3 de enero, de conformidad con la vigésima enmienda a la Constitución de Estados Unidos, el nuevo Congreso toma posesión. Será este nuevo Congreso, reunido en sesión conjunta el 6 de enero, presidido por el vicepresidente Pence, que se mantiene en el cargo hasta el 20 de enero, el que contabilizará los votos electorales. El vicepresidente, con la asistencia de cuatro “escrutadores”, dos de cada cámara, se encarga de contar los votos. Sin embargo, la ECA provee para la impugnación de los electores de un estado, siempre que la impugnación se realice por escrito y esté firmada por al menos un representante y un senador.

Con suerte, las cosas no llegarán tan lejos y se sabrá quién es el ganador la noche de las elecciones o poco después. Pero no podemos descartar nada. No este año, con este presidente y este ridículo proceso electoral estadounidense de hace 232 años y que todavía está vigente.