Del PAN al SNAP

Del PAN al SNAP

Publicado el 1 de septiembre de 2022 / Read in English

Analista Senior de Política Pública
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En un momento de tanta discusión sobre las posibilidades transformadoras del uso de fondos federales en Puerto Rico, no debemos perder de vista una de las propuestas que más posibilidad de impacto tiene para nuestra Isla: la transición del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, en inglés).

El Centro para una Nueva Economía está categóricamente a favor de que se extienda el SNAP a Puerto Rico. Recientemente publicamos un informe analizando la transición, donde recalcamos los beneficios que traería. El SNAP no solo aumentaría la subvención de asistencia nutricional para personas pobres en Puerto Rico, sino que también aseguraría una cantidad mayor de fondos en momentos de crisis económica o durante desastres naturales. Expandiría la población que puede recibir el apoyo alimentario, y acabaría con un vergonzoso legado de discriminación de parte del Congreso de Estados Unidos hacia los residentes de Puerto Rico.

Actualmente, el PAN depende de nuevas acciones congresionales cada vez que una crisis o desastre natural pone las finanzas del gobierno en jaque o empeora la condición económica de las familias puertorriqueñas. Bajo el SNAP, contaríamos con un programa flexible y responsivo a las necesidades de las comunidades que padecen de inseguridad alimentaria.

Esa misma flexibilidad aseguraría un apoyo alimentario mucho más contundente para la inmensa mayoría de los beneficiados. Al ser un “entitlement” — o sea, un derecho de todo ciudadano estadounidense — el programa de SNAP provee recursos según el nivel de necesitad existente, no a partir de una cuantía definida como el PAN. Bajo el SNAP el número de personas que reciben asistencia nutricional en Puerto Rico, actualmente alrededor de 1.5 millones, podría aumentar entre un 9 y un 12%. Es decir que el SNAP le proveería asistencia a más de 100,000 personas que actualmente no cuentan con apoyo alguno bajo el PAN. La subvención también aumentaría significativamente, incluso al doble de la del PAN en ciertos casos.

Los beneficios de extender el SNAP a Puerto Rico se sentirían mucho más allá de los hogares que recibirían la subvención. Según el Departamento de Agricultura federal, el SNAP tiene un efecto multiplicador en la economía. Con cada dólar adicional aumenta la actividad económica de supermercados, comercios, agricultores y muchos otros sectores, lo que a su vez crea empleos y genera nuevas oportunidades de inversión.

Todos estos beneficios son importantes, pero también debemos abordar el tema desde la perspectiva de la justicia. La expansión del SNAP derrumbaría una de las prácticas discriminatorias más insidiosas del gobierno federal hacia nuestra Isla. ¿Cómo justificar que las familias puertorriqueñas, viviendo en un contexto de falta de oportunidades económicas y lidiando con las precariedades típicas de la vida en Puerto Rico, reciban un apoyo nutricional que escasamente llega a la mitad de lo que puede recibir una familia idéntica en la Florida, Texas o cualquier otro estado? La respuesta es que no existe justificación. Más aún cuando se tiene en cuenta que el programa de asistencia nutricional de Puerto Rico antes operaba igual que en los estados, y el Congreso lo sustituyó por el PAN en el 1982 buscando recortar gastos del presupuesto federal.

Como todo cambio de política pública, la transición del PAN al SNAP puede conllevar retos. Ahora bien, lo más importante es que los beneficios del SNAP superan por mucho el costo de la transición. Por lo demás, le toca al gobierno federal y local asegurar una implementación responsable del SNAP para que la nueva política beneficie a todos quienes actualmente dependen de la asistencia nutricional en Puerto Rico.

Esta columna fue publicada originalmente en El Nuevo Día el 1 de septiembre de 2022.