Año de avances fiscales e incertidumbre económica

Año de avances fiscales e incertidumbre económica

Publicado el 18 de diciembre de 2022 / Read in English

Sergio portrait
Director de Política Pública
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El 2022 cierra con un balance de avances fiscales y de incertidumbre económica. En el área fiscal la noticia más importante fue la entrada en vigor el 15 de marzo del Plan de Ajuste de la Deuda (“PAD”) del gobierno central. El PAD recortó la deuda por un 50%, una cantidad ciertamente significativa, y eliminó la fluctuación anual del servicio de la deuda.

Igualmente importante, la culminación del proceso de Titulo III cambia la narrativa sobre Puerto Rico, de una que enfatizaba un gobierno quebrado a una que resalta la estabilidad de las finanzas gubernamentales. Sería prematuro, sin embargo, concluir que el PAD ha sido exitoso en lograr sus objetivos ya que solamente lleva en vigor nueve meses, menos de un ciclo presupuestario completo.

La reestructuración de deuda que queda pendiente es la de la Autoridad de Energía Eléctrica (“AEE”). Parte del problema con esa negociación es que las partes tienen posiciones diametralmente opuestas sobre el alcance del gravamen que los bonistas reclaman tener sobre los ingresos de la AEE y los remedios legales que éstos solicitan. Estos son asuntos de derecho que eventualmente serán adjudicados por el tribunal. Lo que sí está claro es que cualquier acuerdo con los acreedores de la AEE conllevará un aumento en la factura. La AEE lleva más de cinco años sin pagar el servicio de su deuda. Por lo tanto, aún si esa deuda se reduce por una cantidad significativa, habrá que añadir el servicio de la deuda a la factura de los clientes. Esto por simple aritmética conllevará un aumento en la factura, a menos que la AEE logre reducir otros costos por una cantidad igual al pago anual de la deuda renegociada. Dudamos mucho que la AEE pueda lograr esa reducción de costos.

En términos de la economía real, la Junta de Planificación indica que la economía de Puerto Rico creció 1.0%, a precios constantes, durante el 2021. Ciertamente buenas noticias después de tantos años de contracción. Una gran parte de ese crecimiento se debe a un aumento en las transferencias federales a Puerto Rico para la reconstrucción. De acuerdo con el análisis de Juan Castañer, de Estudios Técnicos, las transferencias federales netas a Puerto Rico (después de restar los pagos hechos por puertorriqueños) aumentaron de $16,453 millones en el 2017 a $21,294 millones en el 2021, un aumento de $4,841 millones, o un 29%.

Parece, entonces, que la reconstrucción del acervo de capital real destruido por fenómenos naturales es lo que está moviendo la actividad económica en la isla. Es previsible que este patrón continúe mientras dure la reconstrucción. De acuerdo con la cifras publicadas por la COR3, de un total de $73,640 millones asignados para atender los daños causados por Irma, María y los terremotos, se han gastado $21,442 millones, o un 29%. Por tanto, un aumento de ese gasto durante los próximos años tendrá un impacto positivo en la economía. Lo que no sabemos es (1) si ese gasto ocurrirá de acuerdo con las proyecciones actuales y (2) que pasará con nuestra economía una vez se extingan esos fondos no-recurrentes.

La falta de certeza respecto a la reconstrucción es solo una de las fuentes de la incertidumbre que caracteriza el panorama económico. A corto plazo, las presiones inflacionarias dominan los titulares económicos a través del mundo. El aumento en los precios es función de los efectos económicos de la pandemia, las políticas públicas implementadas para atender esos efectos económicos, especialmente la inyección masiva de liquidez al sistema financiero global durante el 2020 y el 2021, y la invasión de Ucrania por Rusia.

Los bancos centrales han respondido aumentando las tasas de interés. A medida que éstas incrementan, la demanda de crédito disminuye ya que los préstamos para automóviles, las hipotecas y los saldos de tarjetas de crédito se vuelven más caros. Además, algunas inversiones nuevas en maquinaria, equipo y construcción puede que no resulten financieramente factibles dado el aumento en el costo del capital. El riesgo es que el aumento drástico de las tasas de interés produzca una recesión en las economías avanzadas en el 2023.

Los cambios geopolíticos son la otra gran fuente de incertidumbre. La guerra en Ucrania ha afectado los precios del gas natural, del petróleo y de los productos de comida. Además, la aparente convergencia de los intereses geopolíticos de Rusia, China e Irán han generado una respuesta robusta por parte de los poderes occidentales. La OTAN se ha fortalecido y cuenta con dos miembros nuevos. Estados Unidos también ha liderado el fortalecimiento de otras alianzas, participando en el Dialogo Cuadrilateral de Seguridad con Australia, India, y Japón; en un pacto trilateral con Australia y Reino Unido (“AUKUS”); y en la agrupación I2U2, que incluye a India, Israel y los Emiratos Árabes Unidos. El riesgo principal es que el mundo vuelva dividirse en bloques rivales tal y como pasó durante la guerra fría.

Los efectos económicos de estos eventos geopolíticos ya se sienten en la economía global. La Unión Europea y Estados Unidos han concluido que los beneficios de la integración e interdependencia económica se han reducido relativo a los riesgos de seguridad nacional que conllevan la dependencia en rivales estratégicos. Europa busca diversificar sus suplidores de energía para reducir su dependencia en Rusia, mientras que las compañías multinacionales norteamericanas están reduciendo sus operaciones en China para diversificar, regionalizar y relocalizar sus cadenas de abasto. Estos cambios en los patrones de producción global representan una oportunidad para que Puerto Rico atraiga nueva inversión directa extranjera.

En resumen, Puerto Rico se encuentra en un punto de inflexión económico. La convergencia del final de la quiebra del gobierno, el apoyo de la administración Biden a la reconstrucción y la estabilización de la actividad económica después de la pandemia ha generado una oportunidad para que Puerto Rico enderece su economía. Por otro lado, ciertamente hay riesgos sustanciales. La inflación está en el nivel más alto desde hace cuarenta años. Los costos de combustible y energía se han disparado debido a la invasión rusa de Ucrania. Y el aumento de las tasas de interés restringirá el crédito y frenará el crecimiento.

Nuestra evaluación neta, sin embargo, es que los factores que apuntan al alza superan actualmente los riegos a la baja, debido principalmente a las proyecciones de la inversión federal en infraestructura. Pero esa inversión no está completamente bajo nuestro control y no es recurrente. Resulta imperativo, entonces, que Puerto Rico comience a diseñar una estrategia de crecimiento económico a mediano y largo plazo de cara al 2023.

Esta columna fue publicada originalmente en El Nuevo Día el 18 de diciembre de 2022.