Living with Risk Daily Briefing – 6 de abril

Publicado el 6 de abril de 2020 / Read in English

Centro para una Nueva Economía

Editado por
Sergio M. Marxuach

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Cinco cosas que debes saber hoy

1) ¿Cómo el COVID-19 está impactando el proceso de transformación energética de Puerto Rico?

Análisis por Malu Blázquez Arsuaga,  directora ejecutiva de ReImagina Puerto Rico, un programa de CNE que se enfoca en la coordinación del proceso de reconstrucción posdesastre.

Justo antes de que Puerto Rico comenzara a enfrentar la pandemia de COVID-19, estábamos en medio de varios procesos relacionados con la transformación de nuestro sistema energético:

  • la evaluación del Negociado de Energía de Puerto Rico (NEPR) de un nuevo Plan Integrado de Recursos (IRP) preparado por la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE);
  • la reestructuración de la deuda de la AEE, así como la actualización de su Plan Fiscal por parte de la Junta de Supervisión y Administración Financiera (JSAF); y
  • los esfuerzos de privatización liderados por la Autoridad para las Alianzas Público Privadas (AAPP).

El NEPR esperaba que los interventores presentaran todos los alegatos legales finales antes del 20 de marzo de 2020 para que pudieran completar su proceso de evaluación y tomar una determinación sobre el IRP final que debe guiar las inversiones necesarias para transformar nuestro sistema de infraestructura energética. Debido a la Orden Ejecutiva de la Gobernadora OE-2020-029, la fecha límite ha sido extendida por el NEPR hasta el 12 de abril, y podría posponerse aún más.

En términos de generación de energía, los terremotos de principios de 2020 causaron daños estructurales significativos a la central eléctrica de Costa Sur y disminuyeron la capacidad de generación de la AEE por 820 MW. Para atender esta situación, la AEE inició un proceso de solicitud de propuestas (“RFP”), que hasta ahora ha permanecido confidencial, para obtener 500 MW de generación temporera de emergencia para cubrir el déficit de capacidad proyectada para los meses de verano, cuando se estima que la demanda (antes de la pandemia) alcanzaría su punto máximo de 2.418 MW.

La buena noticia para los consumidores es que en marzo de 2020 los precios del petróleo disminuyeron más de un 50% con respecto al año anterior. Los costos de combustible más bajos deberían traducirse en facturas de electricidad más bajas para los consumidores. Según José Ortiz, se espera que estos costos de combustible más bajos se reflejen en nuestras facturas de la AEE de julio a septiembre de 2020 al reducir la tasa actual de $0.22 KW/hora a $0.17 KW/hora.

Lea el análisis completo de Malu

2) Diez semanas para “aplastar”–no aplanar–la curva de infección

El doctor Harvey Fineberg, experto en enfermedades infecciosas emergentes, publicó un editorial en el prestigioso New England Journal of Medicine que describe una estrategia de diez semanas para “aplastar, no aplanar” la curva de infección . Entre las recomendaciones esbozadas por el Dr. Fineberg están:

  • establecer un comando unificado;
  • hacerles pruebas de diagnóstico a millones de personas;
  • proveer equipos de protección personal y ventiladores a los trabajadores de la salud y los hospitales;
  • dividir a la población en cinco grupos diferentes y tratarlos apropiadamente; e
  • inspirar al público.

Lamentablemente, las autoridades federales y algunas autoridades estatales están muy atrasadas en la implementación de esta abarcadora estrategia.

3) El COVID-19 revela vulnerabilidades sociales ocultas

Un editorial reciente del Financial Times nos llamó la atención por su propuesta para repensar todo el paradigma del gobierno limitado de Thatcher/Reagan. Según los editores del FT, una publicación que no se identifica precisamente con la extrema izquierda, la pandemia de COVID-19 ha revelado fallas profundas en el contrato social que deben abordarse en el futuro cercano. Entre sus sugerencias encontramos las siguientes:

“Las reformas radicales, que revierten la dirección política prevaleciente de las últimas cuatro décadas, tendrán que ponerse sobre la mesa. Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deben ver los servicios públicos como inversiones en vez de gastos, y buscar formas de lograr que los mercados laborales sean menos inseguros. La redistribución volverá a estar en la agenda; los privilegios de los ancianos y ricos se cuestionarán. Las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como proveer una renta básica y los impuestos sobre riqueza, tendrán que incluirse”.

Una de las publicaciones financieras más prestigiosas del mundo nos ha puesto a reflexionar. Y Justin Cassidy, quien escribe para The New Yorker, le hace eco al recordarnos que “al igual que en tiempos de guerra, la gente está asustada, las actitudes públicas están cambiando y las circunstancias exigen que el gobierno expanda grandemente su papel”.

4) Las pandemias tienen una manera de cambiar la historia

Recientemente se ha publicado una gran cantidad de información buena sobre lo que sucede el “día después” de la pandemia, específicamente sobre cómo las interacciones sociales, económicas y políticas pueden cambiar una vez que la pandemia haya terminado. Algunos analistas creen que la situación actual es análoga a una larga tormenta de nieve y la mayoría de las personas volverá rápidamente a su estilo de vida pre-pandémico. Otros, adoptando un enfoque histórico más a largo plazo, piensan lo contrario: este es un evento transformador que dejará profundas cicatrices en el cuerpo político.

Sin embargo, entender cómo puede cambiar la sociedad post pandemia es una tarea difícil y cargada de trampas analíticas. De acuerdo a  Elizabeth Kolbert, quien escribe en The New Yorker: “De la misma manera que los microbios infectan un cuerpo, hay muchas formas que las epidemias pueden afectar el cuerpo político”. Otros, como Peter Baker, en The Guardian, están un poco más seguros al advertirnos que: “Las épocas turbulentas son siempre momentos de cambios radicales”. Todavía es demasiado pronto para saber cómo se desarrollará este escenario, pero precisamente por eso, ahora es el momento adecuado para comenzar a pensar en ello.

5) Actualización sobre el desarrollo de las pruebas serológicas de Johns Hopkins

Científicos del Center for Health Security at the Bloomberg School of Public Health de la Universidad de Johns Hopkins publicaron una actualización sobre el desarrollo de pruebas serológicas para COVID-19. Si bien esta información puede ser un poco más técnica que la que publicamos habitualmente, consideramos importante compartirla con ustedes. Como nos dicen los investigadores de Johns Hopkins:

“Las pruebas de serología para el SARS-CoV-2 tienen una mayor demanda con el fin de cuantificar mejor el número de casos de COVID-19, incluidos los que pueden ser asintomáticos o se han recuperado. Las pruebas de serología son pruebas de sangre que se pueden usar para identificar si las personas han estado expuestas a un patógeno en particular al observar su respuesta inmune. En contraste, las pruebas de RT-PCR que se utilizan actualmente en todo el mundo para diagnosticar casos de COVID-19 solo pueden indicar la presencia de material viral durante la infección y no indican si una persona se infectó y se recuperó posteriormente”.

La disponibilidad de estas pruebas será particularmente importante para determinar cuándo podemos levantar de manera segura las restricciones de refugio en el lugar y reactivar la economía. La capacidad de diferenciar entre las personas que han estado expuestas y han desarrollado anticuerpos y las que no lo han hecho, permitirá a las autoridades de salud pública determinar quién puede regresar al trabajo de manera segura y quién puede necesitar protección adicional. Además, estas pruebas podrían desempeñar un papel importante en el desarrollo de tratamientos para el COVID-19.

Cita del día

The past is never dead. It’s not even past.

—William Faulkner

Nota del editor

Recientemente vi a Eddie S. Glaude, profesor de Princeton, dar una entrevista sobre los costos sociales de la epidemia. Para mi sorpresa, destacó el costo psicológico de cancelar o posponer eventos importantes de la vida como: bodas, bautizos, ceremonias de graduación, funerales, entre otros. Estos eventos, los cuales son realmente rituales públicos personales, les dan significado y estructura a nuestras vidas al marcar momentos importantes en nuestro desarrollo social y personal. La necesidad de suspenderlos o posponerlos, o la incapacidad de celebrarlos con personas importantes para nosotros, podrían dejar profundas cicatrices psicológicas.

Tal vez porque perdí a mis padres durante los últimos dos años, ha sido particularmente desgarrador leer historias de “funerales virtuales”, sin familiares o amigos presentes, excepto a través de FaceTime. Ni siquiera puedo comenzar a imaginar el dolor y la tristeza, y mucho menos cómo la gente puede comenzar el proceso de duelo con nada más que un funeral virtual al que aferrarse. Después de todo, como Roger Cohen escribió recientemente en el New York Times, la pandemia ha hecho que el pasado sea “más presente” para todos nosotros, ya que nos damos cuenta de que no tenemos mucho apoyo emocional más allá de nuestras conexiones “de unos con otros y con las generaciones pasadas y futuras”.

Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!