Publicado el 16 de abril de 2020 / Read in English
Cinco cosas que debes saber hoy
1) La crisis de financiamiento de la SBA podría perjudicar a los pequeños negocios y las ONG
Análisis por Rosanna Torres, directora de la oficina de CNE en Washington, D.C.
Según un informe de la Administración de Pequeños Negocios (SBA por sus siglas en inglés), hasta el 13 de abril, la agencia federal había procesado más de un millón de préstamos bajo su Programa de Protección de Nómina, totalizando $247.5 mil millones, otorgados por más de 4,600 prestamistas, con un monto promedio de préstamo de $239,152. Esto representa más del 70% de los $349 mil millones en fondos disponibles. Las principales industrias que se han beneficiado de estos préstamos son: construcción; servicios profesionales; manufactura; servicios de salud y asistencia social; y servicios de alojamiento y alimentos, que suman casi el 59% del total de dólares aprobados. En Puerto Rico, se han aprobado solamente 1,001 préstamos, sumando un total de $319,308,946. Estas cifras sugieren que el programa necesitará más fondos. Esta mañana, comenzaron a salir informes de que ya se acabaron los fondos.
Las negociaciones sobre este tema comenzaron a finales de la semana pasada, después de que el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, presentara un proyecto de ley para sumarle otros $250 mil millones en fondos al programa. Los demócratas difirieron, argumentando que una parte de los fondos debería destinarse a comunidades rurales y desatendidas. También han pedido una mayor financiación para ampliar la capacidad nacional para hacer pruebas. En lo que parece ser el fin del estancamiento, se esperaba que los líderes del Congreso se reunieran ayer con los funcionarios del Tesoro de los Estados Unidos para llegar a un consenso.
Definitivamente, el programa necesita algunos arreglos legislativos. Muchos beneficiarios potenciales han denunciado las deficiencias en el programa, argumentando que la infraestructura existente de la SBA favorece a las empresas sofisticadas y los grandes bancos. En Puerto Rico, por ejemplo, las cooperativas de crédito locales no han podido obtener acceso al sistema de la SBA, un primer paso necesario para comenzar a procesar los préstamos. Por otro lado, las compañías de tecnología financiera, como Paypal, Intuit y Square, también tuvieron que esperar la autorización de la SBA, aunque recientemente comenzaron a procesar préstamos.
El Programa de Protección de Nómina está destinado a aplicarse a sectores de la economía que generalmente se ignoran lo cual es bueno, pero el Congreso debe hacer mucho más.
Más información:
2) Buenas noticias para los propietarios, pero los inquilinos todavía están esperando
Análisis por Raúl Santiago-Bartolomei, PhD, asociado de Investigación de CNE
En el día de ayer fue publicado por la prensa que la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, convirtió en ley la Resolución Conjunta del Senado número 489, de la autoría del senador Miguel Romero. La misma ordena que todas las instituciones bancarias o financieras a hacer negocios en Puerto Rico establezcan una moratoria voluntaria “sobre los pagos a préstamos personales, préstamos de auto, préstamos hipotecarios y/o tarjetas de crédito correspondientes a los meses de marzo, abril y mayo de 2020”, y “prohibir el cobro de intereses, recargos y/o penalidades por un cliente o deudor acogerse a la referida moratoria”.
Aunque una moratoria automática, con opción a cada cliente o deudor a no optar por la misma, tendría un alcance mucho más abarcador, esto es una medida en la dirección correcta, pues reduce la vulnerabilidad económica y de vivienda de muchas familias que se han visto desprovistas de la capacidad de aunar ingresos suficientes para hacer sus pagos; más del 40% de los hogares con hipotecas en Puerto Rico gastan más de una tercera parte de su ingreso para cubrir gastos relacionados a vivienda. Esta medida también facilitaría lo que debe ser el próximo paso a seguir, declararse una moratoria a los pagos de alquileres de vivienda, ya que muchos de los arrendadores podrían acogerse a una moratoria hipotecaria. Tal moratoria de alquileres debe ser acompañada de un subsidio directo al alquiler para inquilinos o arrendadores.
3) Impacto del COVID-19 en el sistema de energía de Puerto Rico
Análisis por Malu Blázquez, directora ejecutiva de ReImagina Puerto Rico
El 14 de abril, José Ortiz, director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE), ofreció una actualización sobre cómo la pandemia de COVID-19 está afectando la transformación de la AEE. Desde el 15 de marzo de 2020, y hasta que se eliminen las restricciones de refugio en el lugar y de la Orden Ejecutiva, los empleados de la AEE trabajarán solo operando las plantas de generación y llevando a cabo reparaciones en la infraestructura crítica para mantener los servicios de energía esenciales. La AEE no está trabajando en la interconexión de nuevos clientes de energía renovable, aunque continúan las negociaciones con 18 compañías con contratos.
También confirmó que la AEE acaba de recibir 15 propuestas en respuesta a una solicitud de propuestas publicada antes de la pandemia del COVID-19 para que unidades de generación temporeras satisfagan un aumento esperado de la demanda durante el verano. Pero, ahora parece que no necesitarán estas unidades de generación temporera. La pandemia de COVID-19 ha causado una disminución temporera del 10% en la demanda total de energía (aproximadamente 300 MW) debido a la reducción de las operaciones comerciales. Ortiz no espera una recuperación total de la demanda (con un aumento gradual) hasta aproximadamente enero de 2021. Y los consumidores deberían ver facturas de electricidad más bajas a partir de junio debido a la reducción en el costo del combustible.
Finalmente, se espera que la AEE modifique su Plan Fiscal y probablemente renegocie su Acuerdo de Reestructuración de la Deuda (RSA por sus siglas en inglés) más reciente con los bonistas a fines de 2020 o principios de 2021. Según Ortiz, la pandemia ha brindado a la AEE la oportunidad de llevar a cabo “una renegociación correcta” del RSA. El tiempo dirá.
4) CDC y FEMA están trabajando en un plan para reabrir la economía
El Washington Post informa que un equipo de funcionarios de los Centros para el Control de Enfermedades y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, están trabajando en un documento para ofrecer “orientación a los gobiernos estatales y locales sobre cómo pueden facilitar los esfuerzos de mitigación” y eliminar las órdenes de permanecer en casa “de forma gradual para apoyar una reapertura segura”. Según el resumen ejecutivo obtenido por el Post, el plan establece una estrategia de tres fases para reabrir la economía:
- Primero, informar a las personas a través de una campaña de comunicación nacional y realizar una evaluación de preparación comunitaria;
- Segundo, acelerar la fabricación de kits de prueba y equipos de protección personal; y
- Tercero, comenzar las reaperturas por etapas, según las condiciones locales.
Según el resumen ejecutivo, “la primera prioridad es reabrir los entornos comunitarios donde se atienden a los niños, incluidas las escuelas K-12, cuidos de niños y campamentos de verano locales, para permitir que la fuerza laboral regrese al trabajo. Otros entornos comunitarios seguirán con un monitoreo minucioso para detectar aumentos en la transmisión que puedan exceder la capacidad de los sistemas de salud pública y atención médica”.
5) Prepárense para una batalla larga
Como Ed Yong escribe en este artículo para The Atlantic, la “batalla contra el coronavirus no terminará cuando Estados Unidos vuelva a abrir”. El distanciamiento social, el uso de mascarillas en público, las pruebas a gran escala, el aislamiento de los recién infectados y el rastreo de contactos serán necesarios para evitar otra ola de infecciones hasta que tengamos una vacuna segura y efectiva, un proceso que podría tomar entre 18 y 24 meses. Esto significa que las personas deberían prepararse para una lucha de dos años, no de dos meses.
Manteniendo eso en mente, Yong escribe que “las órdenes de quedarse en casa podrían eliminarse primero, permitiendo que amigos y familiares se reúnan. Los pequeños negocios podrían reabrir con limitaciones, por ejemplo: las oficinas podrían funcionar por turnos y seguir dependiendo en gran medida del teletrabajo, mientras que los restaurantes y bares podrían crear más espacio entre las mesas. Las escuelas podrían reiniciarse una vez que los investigadores establezcan si los niños realmente transmiten el virus “. Sin embargo, ninguno de los expertos que consultó se sintió cómodo con permitir grandes congregaciones de personas. Eso significa que los conciertos, conferencias, campamentos de verano, manifestaciones políticas, bodas grandes y eventos deportivos importantes pudieran tener que suspenderse al menos por un año, tal vez más. Todos deberíamos comenzar a prepararnos ahora, porque parece que la nueva normalidad no se verá tan normal, al menos por un tiempo.
Cita del día
“Out, damned spot! out, I say!–One: two: why,
then, ’tis time to do’t. —Hell is murky!—”—William Shakespeare, Macbeth, Act V, Scene 1
Nota del editor
Se ha vuelto común en ciertos círculos, entre las personas a las que les gusta sonar duras, que “no podemos permitir que la cura sea peor que la enfermedad” cuando nos referimos a la reapertura de la economía en medio de esta pandemia. Este razonamiento parece estar basado en algún tipo de cálculo utilitario crudo, que de alguna manera sopesa el valor de las vidas humanas frente a la pérdida de ganancias. Sin embargo, este análisis ignora un punto clave: si reabrimos la economía prematuramente, el daño a la sociedad y la economía podría ser aún peor tanto en términos de vidas como de dinero. Considere lo que está sucediendo ahora en varias plantas de procesamiento de alimentos en los Estados Unidos.
Por eso es importante que la reapertura se lleve a cabo correctamente. Esto implica lo siguiente:
- Primero, aceptar que la actividad económica no volverá a ser “normal” hasta que una vacuna segura y efectiva esté ampliamente disponible;
- Segundo, siguiendo esa premisa, será necesario contar con la infraestructura de salud pública requerida antes de reabrir la economía, lo que significa tener suficientes kits de prueba, equipo de protección personal y personal capacitado para llevar a cabo pruebas masivas y el rastreo de contactos;
- Tercero, tendremos que acostumbrarnos a usar, y ver a otras personas usando, mascarillas y otro equipo de protección en público, incluso en bares, restaurantes y hoteles, cuando se les permita reabrir;
- Cuarto, la apertura debe hacerse en etapas escalonadas, comenzando quizás con la eliminación de las órdenes de quedarse en el hogar para algunos grupos, la apertura de pequeños negocios, escuelas, cuidos de niños y oficinas que puedan implementar medidas de distanciamiento social; y
- Quinto, los eventos y reuniones a gran escala deben ser lo último en permitirse, quizás dentro de un año.
¿Puerto Rico está listo para implementar dicho programa? La dura realidad es que no. No tenemos la capacidad para hacer las pruebas, el EPP necesario, las instalaciones de aislamiento o la experiencia en el rastreo de contactos. De hecho, el Departamento de Salud de Puerto Rico ni siquiera sabe en qué municipio viven más de 300 personas que dieron positivo para el coronavirus.
Dada la totalidad de las circunstancias, el Gobierno de Puerto Rico debería comenzar los preparativos concretos para la reapertura desde ahora y debe resistir presiones para moverse demasiado pronto, demasiado rápido. El sector privado, por su parte, debe hacer todo lo posible para ayudar al gobierno en este esfuerzo, comenzando por dejar de lado el pensamiento pueril. Aquí les presento un “tradeoff”, para aquellos a quienes les gusta pensar en estos términos: ¿cuántas muertes vale un punto porcentual en el margen de ganancia? Sopese sus opciones cuidadosamente. Recuerde a Lady Macbeth y su “maldita mancha”.
Hasta aquí el compendio de hoy.
¡Manténganse seguros y bien informados!