Ni público, ni privado: Coproducido
En un país que ha sido una colonia española y norteamericana por más de cinco centurias, y ha servido como puerto de transbordo para un sinfín de propósitos, la hibridez no debe ser una característica foránea, o difícil de entender. La mezcolanza es parte integral de nuestra identidad isleña, y se puede identificar con facilidad en las altas esferas de la oficialidad— ¿habrá algo más híbrido que el Estado Libre Asociado?— en la cotidianidad del spanglish o en los ritmos de la salsa interpretada por rockeros. No obstante, la heterogeneidad que nos atraviesa transversalmente encuentra sus límites cuando se habla de desarrollo y se pasa inventario sobre los activos nacionales para determinar lo que es público y lo que está en manos privadas.