Weekly Review – 23 julio 2020

Publicado el 23 de julio de 2020 / Read in English

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Weekly Review
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Estimados lectores:

Esta pandemia le ha revelado la fragilidad de nuestra sociedad a muchas personas que de otro modo ignoraban cómo funciona realmente el mundo; quienes no sabían, por decirlo en términos personales, que el bistec que se comieron la noche anterior no apareció mágicamente en el supermercado, ya cuidadosamente cortado y envuelto en un paquete de plástico higiénico.

Como de costumbre, una obra de “ficción” es más útil para explicar estas pequeñas epifanías personales. En su novela de 2014, Station Eleven, que se desarrolla en un mundo apocalíptico pospandémico, Emily St. John Mandel describe cómo uno de sus personajes se da cuenta de que “siempre existió una infraestructura masiva y delicada de personas, que trabajan desapercibidas a nuestro alrededor“, y cuando la gente deja de ir a trabajar, toda la operación se detiene. Nadie entrega gasolina a las gasolineras o los aeropuertos. Los carros están varados. Los aviones no pueden volar. Los camiones permanecen en su punto de origen. La comida nunca llega a las ciudades; los supermercados cierran. Cierran las empresas y luego las saquean. Nadie viene a trabajar a las centrales eléctricas o las subestaciones, nadie elimina los árboles que se cayeron encima de las líneas eléctricas”.

Si bien todavía no estamos en la situación que describe la señora St. John Mandel, su novela plantea la pregunta: ¿en qué punto se derrumban las cosas? La gente, después de todo, se cansa de lecciones trilladas sobre la resiliencia. La gente se asusta. La gente se enoja. Aquí, la explicación proviene de una fuente bastante sorprendente. Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, en un discurso notablemente exento de los eufemismos habituales y la reticencia diplomática típica de las declaraciones públicas hechas por los jefes de las organizaciones multilaterales, lo dijo muy claro: “el mundo está en un punto álgido”. Ahora mismo.

Según el Secretario General, “el mundo está en crisis. Las economías están en caída libre. Un virus microscópico nos ha arrodillado. La pandemia ha demostrado la fragilidad de nuestro mundo. Ha puesto al descubierto riesgos que hemos ignorado durante décadas: sistemas de salud inadecuados; brechas en la protección social; desigualdades estructurales; degradación ambiental; la crisis climática”.

Además, dijo el Sr. Guterres, el “COVID-19 ha sido comparado con una radiografía, revelando fracturas en el frágil esqueleto de las sociedades que hemos construido. Está exponiendo falacias y falsedades en todas partes: la mentira de que los mercados libres pueden brindar atención médica para todos; La ficción de que el trabajo de cuidado no remunerado no es trabajo; La ilusión de que vivimos en un mundo posracista; El mito de que todos estamos en el mismo barco”, cuando en realidad” las desigualdades múltiples se entrelazan y se refuerzan entre sí a través de las generaciones”.

Estas desigualdades explican, en gran medida, la respuesta global fragmentada a la pandemia, “ya que no solo los hospitales privados, sino también las empresas e incluso las personas están acaparando valiosos equipos que se necesitan con urgencia para todos”.

“Enfrentémonos a los hechos”, dijo el Secretario General. “El sistema político y económico mundial no está generando los bienes públicos globales críticos: salud pública, acción climática, desarrollo sostenible, paz … Estamos en un punto álgido. Pero sabemos de qué lado de la historia estamos”.

A lo que yo pregunto: ¿lo sabemos?

Sergio M. Marxuach, editor

Análisis de CNE

El Censo 2020: la importancia de hacernos contar

Por Rosanna Torres

A estas alturas del juego, no nos debe sorprender la enorme desconfianza que tenemos los puertorriqueños con el gobierno estatal y federal. Ambos nos han fallado en grande, y mucho de eso se manifiesta en nuestra bajísima tasa de participación en el Censo Decenal – un cuestionario del censo que, desde el 1910, realiza el gobierno federal en Puerto Rico cada diez años para medir nuestra población y otros importantes aspectos demográficos.

Aunque pueda sonar trillado, hay mucho de cierto y fundamental en los estribillos que componen las campañas de la Oficina del Censo cada diez años. Por ejemplo, si no sabemos cuántas personas residen en un pueblo, ¿cómo sabremos cuántas escuelas, hospitales o viviendas se necesitan allí? ¿Cómo gestionar presupuestos de gobierno u obras públicas sin entender el tamaño de nuestra población?

Una conversación sobre riesgo con la profesora Yarimar Bonilla

Por Deepak Lamba-Nieves, Ph.D.

Esta semana, nos gustaría compartir nuevamente una conversación de la serie Vivir bajo riesgo que grabamos hace un par de meses con la profesora Yarimar Bonilla. Yarimar es una antropóloga reconocida que enseña en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y estudia las culturas del Caribe. Ella coeditó un libro titulado Aftershocks of Disaster: Puerto Rico Before and After the Storm” y recientemente publicó una columna de opinión titulada “La sociedad del riesgo” en El Nuevo Día.

Durante nuestra conversación, Yarimar compartió ideas sobre varios temas críticos que se deben retomar: el rol del estado en la respuesta posdesastre, cómo las autoridades gubernamentales invocan estratégicamente la resiliencia y los impactos significativos y duraderos de las protestas del verano de 2019 en Puerto Rico. La profesora Bonilla también comentó cómo algunas iniciativas relativamente pequeñas a nivel comunitario, así como varias intervenciones municipales recientes, han hecho contribuciones significativas para atajar grandes problemas en Puerto Rico.

La importancia de reestructurar la deuda de la AEE

Por Sergio M. Marxuach

Fuente: Plan Fiscal Certificado 2020 para la AEE, 29 de junio de 2020, pág. 73

Recientemente, la atención pública sobre la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE) se ha centrado en un contrato a largo plazo para operar y administrar la red eléctrica de la isla. Sin embargo, ese contrato, si bien es importante, podría tener menos impacto en las tarifas de consumo a corto plazo que la reestructuración de la deuda de la fallida utilidad pública.

Como muestra la gráfica anterior, la Junta de Supervisión y Administración Financiera estima que “la AEE necesitaría pagar aproximadamente $4,500 millones de deuda heredada durante los próximos cinco años, lo que equivale a aproximadamente 6 a 7 c/kWh en dólares reales (6 a 8 c/kWh en dólares nominales)”. Esos aumentos son claramente insostenibles, dada la situación económica actual y previsible de Puerto Rico, sin mencionar el efecto adverso que tendrían los cargos de protección de la demanda en la generación renovable.

Por lo tanto, es esencial que la deuda de la AEE se reestructure no solo a un nivel sostenible, sino de una manera que no suprima la generación renovable, es decir, si queremos tener una red eléctrica moderna, flexible y confiable.

En nuestro radar...

Cómo gestionar una economía a media velocidad – El reciente aumento de los casos de COVID-19 en Estados Unidos ha obligado a muchas jurisdicciones a imponer nuevamente algunas de las restricciones que se levantaron en mayo y junio. Según Ben Casselman y Jim Tankersley, del New York Times, “esta nueva fase plantea un desafío único para los responsables de la política pública. Los economistas de todo el espectro político dicen que sería un error para el gobierno federal eliminar el apoyo a los trabajadores y las empresas mientras la economía se mantenga débil. Pero es posible que esas políticas públicas deban actualizarse para ayudar a las industrias y regiones más afectadas, y tendrán que cambiar a medida que evolucione la crisis”.

Encontrar una vacuna es solo el primer paso – “Aún si surgen una o más vacunas que prometan que la gente sea menos susceptible al COVID-19, el problema de salud pública no se eliminará. Pero los responsables por desarrollar política pública pueden evitar algunos problemas previsibles al comenzar a abordar preguntas clave sobre financiamiento y distribución ahora”, escribe Richard N. Haass para Project Syndicate.

El impacto de COVID-19 en el mercado laboralEn este ensayo, Betsey Stevenson, de la Universidad de Michigan, “explora las muchas formas en que la recesión de COVID-19 ha afectado al mercado laboral. Stevenson muestra que los efectos en el mercado laboral no se han producido de manera uniforme entre los trabajadores de diferentes géneros, razas y niveles educativos. Las cicatrices que dejará la recesión probablemente conducirán a un alto nivel de desempleo a largo plazo y debilitarán al mercado laboral en los próximos años”.

Durante las próximas dos semanas, el Weekly Review de CNE tomará un corto receso de verano. Reanudaremos el jueves 13 de agosto. ¡Hasta entonces!