Publicado el 21 de enero de 2021 / Read in English
Estimados lectores:
Hoy es el primer día completo de la administración Biden/Harris. Heredan una nación asediada por una terrible pandemia que aún se propaga en tiempo récord; una economía maltrecha; conflictos raciales y étnicos generalizados; malestar social insidioso; y una posición global precaria. Y aunque el presidente Biden y su equipo comienzan su mandato bien preparados con grandes cantidades de proyectos de ley y órdenes ejecutivas, no se debe subestimar la magnitud del desafío. Especialmente en un momento en que las fuerzas políticas en Washington están básicamente divididas en partes iguales: los demócratas tienen solo una mayoría de 11 votos en la Cámara, mientras que el Senado está literalmente dividido 50/50.
Además, los dos partidos principales también enfrentan divisiones internas arraigadas profundamente: los republicanos entre la facción radical Trumpista y los republicanos más tradicionales tipo Ronald Reagan; y los demócratas entre los progresistas acérrimos y los liberales centristas/incrementalistas. Al final, el éxito de la administración Biden/ Harris para abordar las múltiples crisis que han heredado dependerá de su capacidad para navegar estas tempestuosas aguas políticas.
—Sergio M. Marxuach, editor
Análisis de CNE
El plan de rescate de Biden
Por Rosanna Torres, directora – Oficina de Washington, D.C., y Sergio M. Marxuach, director de Política Pública
El presidente Joe Biden dio a conocer la semana pasada un paquete de asistencia por COVID-19 de $1.9 billones (trillion en inglés) para ayudar a estabilizar la tambaleante economía estadounidense. Según los estimados de Moody’s Analytics, el plan aumentará el PIB real en “más del 7% en términos anualizados en el primer trimestre de este año, a pesar de la intensificación de la pandemia, y casi un 8% para todo el 2021”.
En general, el Plan de Biden se puede dividir en tres categorías programáticas: (1) Respuesta a la pandemia ($400,000 millones); (2) Ayuda directa a las familias ($1 billón); y (3) Apoyo para comunidades y pequeñas empresas ($440,000 millones). Entre los aspectos más destacados del Plan, encontramos los siguientes:
- Programa nacional de vacunación: $20,000 millones para un programa de vacunación en coordinación con estados, localidades, tribus y territorios.
- Pruebas ampliadas: $50,000 millones para ampliar las pruebas, cubrir la compra de pruebas rápidas, ampliar la capacidad de los laboratorios y ayudar a las escuelas y los gobiernos locales con los protocolos de pruebas.
- Ayuda para la educación: $130,000 millones para ayudar a reabrir escuelas. Los fondos se pueden utilizar para reducir el tamaño de las clases y modificar los espacios para el distanciamiento social, mejorar la ventilación y proporcionar equipo de protección personal. En la educación superior, aproximadamente $35,000 millones en fondos se destinarían a instituciones públicas, incluidas las universidades comunitarias y las universidades históricamente negras.
- Cheques de estímulo: La propuesta incluye $1,400 en fondos directos para individuos además de los $600 en ayuda aprobados por los legisladores el mes pasado.
- Beneficios de desempleo ampliados: el Congreso aprobó en diciembre $300 en beneficios de desempleo adicionales hasta mediados de marzo. El plan de Biden aumenta los beneficios a $400 por semana y extiende el programa hasta septiembre. La propuesta también extendería la asistencia a las personas que han agotado sus beneficios regulares, así como a aquellos que normalmente no cualifican para los programas de seguro por desempleo, incluidos los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores del “gig economy”.
- Protección contra desahucios: el plan extiende las moratorias de desahucio y ejecución hipotecaria hasta fines de septiembre. Biden también propone $25,000 millones adicionales en asistencia de alquiler además de los $25,000 millones asignados en el proyecto de ley aprobado por el Congreso en diciembre.
- Proveer a los territorios de EE.UU. mil millones de dólares en asistencia nutricional adicional para sus residentes. El plan Biden aumenta la subvención en bloque del Programa de Asistencia Nutricional para ayudar a miles de familias trabajadoras en Puerto Rico, Samoa Americana y el Estado Libre Asociado de las Islas Marianas del Norte a poner alimentos en la mesa durante la pandemia.
- Salario mínimo: la propuesta de Biden también pide al Congreso que aumente el salario mínimo a $15 por hora.
- Ayuda para pequeñas empresas: $15,000 millones en subvenciones para pequeñas empresas. La propuesta también intentaría apalancar $35,000 millones en fondos para apoyar $175,000 millones para préstamos para pequeñas empresas.
- Ayuda a los gobiernos locales: $350,000 millones en fondos de emergencia para los gobiernos estatales, locales y territoriales para pagarle a los trabajadores de primera línea, distribuir vacunas, aumentar las pruebas y reabrir las escuelas.
Más allá del salvavidas del presidente Biden
Por Jennifer Wolff, Ph.D. – directora, Buró de Madrid
El Plan de Rescate Americano representa un alivio para Puerto Rico pero debe ser visto como una de las piezas del complejo rompecabezas que constituye la recuperación económica de la isla. Unido al largo estancamiento económico, a la crisis de la deuda pública y a la destrucción ocasionada por el Huracán María, la recuperación de la pandemia presenta particulares desafíos para la isla a largo plazo.
Más allá de las medidas paliativas del recién anunciado Plan – el cheque de $1,400 para los individuos, por ejemplo – los expertos coinciden que el periodo post-pandemia requerirá inversiones masivas que ayuden a superar el “shock” a los tejidos productivos que los confinamientos y las restricciones a la movilidad han ocasionado alrededor del mundo.
Puerto Rico no será la excepción y tendrá que prepararse para enfrentar los retos estructurales de la “nueva normalidad” post-COVID, que estará caracterizada por la creciente digitalización y automatización de la actividad productiva, por el realineamiento global de las cadenas de suministro y de producción de valor, y por la necesidad de que los estados inviertan mayores recursos en mantener la cohesión social. ¿En que dirección debe la isla comenzar a pensar políticas públicas de mediano y largo plazo? Varios think tanks y grupos de análisis en Europa nos brindan claves importantes.
Panorama de datos
Precios de los bonos municipales
Según el Financial Times, “Los inversionistas han comprado bonos municipales desde que los demócratas tomaron el control del Senado la semana pasada, mientras los administradores de fondos se posicionaron para recibir miles de millones de dólares en ayuda para gobiernos locales con problemas de liquidez. Los precios de los bonos municipales con calificaciones más bajas se han disparado en el período previo al anuncio del plan de estímulo de $1.9 billones del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, el jueves por la noche, que incluía $350,000 millones para los gobiernos estatales y locales que enfrentan las consecuencias de la crisis por el coronavirus.”
Esta es una buena noticia para los prestatarios municipales, ya que podrán acceder al mercado de bonos a tasas de interés más bajas, debido a que el rendimiento de un bono se mueve en proporción inversa a su precio. También es importante para Puerto Rico, ya que la Junta de Supervisión y Administración Fiscal considera la tasa de interés de los nuevos bonos a ser emitidos bajo el Plan de Ajuste que se propondrá a los acreedores del gobierno central de Puerto Rico en un futuro cercano.
En nuestro radar...
“Posverdad es prefascismo” –Escribe Timothy Snyder, profesor de historia en Yale, “y Trump ha sido nuestro presidente posterior a la verdad. Cuando renunciamos a la verdad, concedemos poder a quienes tienen la riqueza y el carisma para montar un espectáculo en su lugar. Sin un acuerdo sobre algunos datos básicos, los ciudadanos no pueden formar la sociedad civil que les permite defenderse. Si perdemos las instituciones que producen datos que son pertinentes para nosotros, entonces tendemos a revolcarnos en abstracciones y ficciones atractivas”.
Supremacía blanca – Ronald Brownstein informa para The Atlantic sobre cómo “durante cuatro años, Donald Trump minimizó el riesgo de violencia por supremacía blanca y negó que el prejuicio racial fuera un mal generalizado en la aplicación de la ley”. Y cómo “en un solo día trágico, el ataque al Capitolio de los Estados Unidos expuso el precio de ambas negaciones, y puede haberle brindado a Joe Biden un nuevo impulso político para revertir la dirección en cada frente”.
Balance trabajo/vida – “María Fernandes murió a los treinta y dos años mientras dormía en su carro en un estacionamiento de un Wawa en Nueva Jersey. Era el verano de 2014, y tenía trabajos de salarios bajos en tres Dunkin’ Donuts diferentes, y dormía en su Kia entre turnos, con el motor encendido y un envase de gasolina en la parte de atrás, en caso de que se le acabara. En el carro cerrado, todavía con su uniforme de Dunkin’ Donuts blanco y marrón, murió a causa de los gases de escape y gasolina”. La historiadora Jill Lepore escribe sobre lo que está mal en la forma en la que trabajamos en este artículo para The New Yorker.