Aterrorizante
Los puertorriqueños vivimos enamorados de la política. Ya es cliché decir que es el deporte nacional del país pero esa es la verdad. Por más que nos quejemos de los políticos, de sus chanchullos, de nuestros alcaldes y legisladores folclóricos y de las detestables caravanas, la triste realidad es que vivimos un intenso romance con la política que no podemos negar.
