Weekly Review – 4 marzo 2021

Publicado el 4 de marzo de 2021 / Read in English

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Estimados lectores:

Las enfermedades y las epidemias han cambiado el curso de la historia durante milenios y no vemos ninguna razón por la que la pandemia de COVID-19 será diferente. A medida que se vislumbra el final de la pandemia actual, no nos debería sorprender ver un aumento significativo en los pronósticos sobre el mundo pospandémico. Algunos, como los editores de The Economist, piensan que estamos entrando en una nueva “década de los 20”, (“roaring twenties”) mientras que otros, como la escritora conservadora Peggy Noonan, creen que la “pandemia lo cambió todo”. Otros escritores, como Fareed Zakaria y el historiador Yuval Noah Harari, ofrecen evaluaciones más moderadas del futuro.

La regla básica de una crisis, escribe el Papa Francisco, es que “De las grandes pruebas de la humanidad, y entre ellas la pandemia, se sale o mejor o peor. Nunca se sale igual”. Si la historia sirve de guía, entonces deberíamos esperar profundos cambios económicos, políticos y sociales en el futuro cercano. Muchas personas finalmente se han dado cuenta de lo frágil que es realmente nuestra sociedad y de lo débiles y susceptibles que son los amortiguadores entre la civilización y el apocalipsis social. La parte difícil, por supuesto, es determinar qué cambios específicos ocurrirán y cuándo.

Probablemente será en el ámbito económico donde seremos testigos de los primeros cambios significativos en comparación al pasado prepandémico. Miles de compañías han cerrado, millones siguen desempleados. Algunos de esos trabajos volverán, pero muchos no, debido al aumento de la automatización y a las personas que abandonan definitivamente la fuerza laboral remunerada. Los flujos globales de capital, bienes y personas se ralentizarán, mientras que la mayoría de las empresas internacionales reconfigurarán sus cadenas de suministro para centrarse en la redundancia a costa de menores beneficios a corto plazo. Muchas personas también están reexaminando sus vidas y su enfoque personal sobre el trabajo, a medida que el individualismo y el materialismo dan paso a valores más comunitarios, y se dan cuenta de que “el trabajo no te devolverá el amor”.

Los cambios económicos afectarán inevitablemente a la política y desestabilizarán las coaliciones políticas tradicionales, pero estos efectos suelen tardar más tiempo en materializarse. Los reclamos por un estado más asertivo, una mejor gobernanza y una mayor capacidad estatal para hacer frente a los desastres naturales (incluidas las pandemias) también han llevado, lamentablemente, a cuestionar la democracia liberal en sí y su capacidad para albergar y ayudar a los ciudadanos en tiempos de angustia. Irónicamente, estas presiones para cerrarse al mundo exterior y “ocuparnos de los nuestros primero” se producen en un momento en el que se requerirá una cooperación internacional más amplia y profunda para abordar los desafíos del cambio climático y otras amenazas transnacionales.

Por último, los cambios sociales suelen estar rezagados a las nuevas tendencias económicas y políticas. Sin embargo, hay algunas muestras iniciales de encuestas en Europa y en otros lugares que destacamos en la sección “En nuestro radar”, de que la pandemia “ha hecho que [la gente] reevalúe sus prioridades en la vida”. Otro estudio, en este caso del FMI, encontró un mayor apoyo a impuestos progresivos más altos entre las personas que se han visto directamente afectadas por la pandemia, incluso entre los autodenominados conservadores económicos. Sin embargo, puede que nos tome una o dos décadas entender completamente el significado y el impacto de esta revaluación de los valores.

Así que, al final, hay alguna esperanza de que salgamos de esta crisis mejor que antes. Pero para que esa esperanza se convierta en realidad, necesitamos, nuevamente en las palabras del Papa Francisco, “ver con claridad, discernir bien y actuar correctamente”.

Sergio M. Marxuach, editor

Análisis de CNE

Actualización de los litigios del SSI

Por Sergio M. Marxuach, director de Política Pública

Han ocurrido dos acontecimientos recientes en los litigios en curso con respecto a la aplicación del programa de Seguro de Ingreso Suplementario (“SSI”, por sus siglas en inglés) a los residentes de Puerto Rico. El 1 de marzo, la Corte Suprema de Estados Unidos concedió una Petición de Certiorari en el caso de Estados Unidos v. Vaello-Madero. En segundo lugar, el 24 de febrero, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (“DJ”) presentó un alegato de respuesta en su apelación ante la Corte de Apelaciones del Primer Circuito en el caso Peña-Martínez contra el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

En Vaello-Madero, el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para Puerto Rico determinó, entre otras cosas, que excluir al demandante del programa de SSI únicamente porque vivía en Puerto Rico violaba el componente de protección igualitaria de la Cláusula de Debido Proceso de la Quinta Enmienda. El gobierno de Estados Unidos apeló al Tribunal de Apelaciones del Primer Circuito, que confirmó la decisión del tribunal inferior pero aplicó un análisis legal diferente. Luego, el gobierno federal presentó una Petición de Certiorari ante la Corte Suprema, que como dijimos anteriormente, fue concedida recientemente. La pregunta ante la Corte Suprema es:

“Si el Congreso violó el componente de protección igualitaria de la cláusula del debido proceso de la Quinta Enmienda al establecer el Seguro de Ingreso Suplementario, un programa federal que brinda asistencia monetaria a las personas mayores, ciegas y discapacitadas con recursos limitados, en los 50 estados y el Distrito de Columbia, y en las Islas Marianas del Norte de conformidad con un convenio negociado, pero sin extenderlo a Puerto Rico”.

Revitalizar el Grupo de Trabajo de Puerto Rico

Por Rosanna Torres – directora, Oficina de Washington, D.C.

Históricamente la administración de asuntos territoriales por el gobierno federal ha estado bajo la Oficina de Asuntos Insulares del Departamento del Interior. En el caso de Puerto Rico, el presidente Kennedy cambió ese procedimiento al emitir un memorando ordenando que todos los asuntos relacionados con la relación entre Estados Unidos y Puerto Rico fueran remitidos a la oficina del Presidente. El presidente George H.W. Bush dio seguimiento a esta directiva al emitir otro memorando que requiere que todos los departamentos, agencias y funcionarios del Poder Ejecutivo traten a Puerto Rico administrativamente “como si fuera un estado”.

Más recientemente, las responsabilidades relacionadas específicamente con los asuntos de Puerto Rico se han asignado a la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de la Rama Ejecutiva y varias administraciones federales anteriores han abordado los problemas de Puerto Rico a través de la creación de grupos de trabajo interinstitucionales que han examinado y ejercido sus responsabilidades sobre la isla.

A fines de 2000 la administración de Clinton tomó un interés particular en la relación política entre el gobierno de Estados Unidos y el gobierno de Puerto Rico y creó el President’s Task Force on Puerto Rico’s Status para “facilitar la acción en asuntos relacionados con las propuestas para el estatus de Puerto Rico y el proceso para llevar a cabo dicha opción”. Siguiendo este ejemplo, la administración de George W. Bush emitió dos informes ampliando la relación con el gobierno de Estados Unidos y las opciones para su relación futura. En 2011, la administración de Obama también adoptó un enfoque similar.

Panorama de datos

¿Dominado por una minoría?

Los hombres que redactaron la Constitución de Estados Unidos estaban igual de preocupados por el posible abuso de una minoría política por parte de la mayoría, así como a la inversa, la opresión de la mayoría política por parte de una minoría. Sin embargo, en sus casi 235 años de existencia, el sistema constitucional estadounidense ha sido hábilmente manipulado por miembros de una minoría política, en su mayoría racistas sureños, para imponer su voluntad sobre la mayoría.

El Senado de Estados Unidos actualmente está dividido 50/50 entre ambos partidos. Sin embargo, los demócratas representan 41.5 millones más de estadounidenses que los republicanos, en una nación que tiene 328.2 millones de habitantes. Además, los republicanos pueden usar obstrucciones procesales para detener cualquier proyecto de ley en el Senado.

Bien puede decirse que esas son las reglas, que aplican a todos por igual, y que tanto demócratas como republicanos pueden manipularlas en igual medida. Bastante justo, entonces. Pero lo sorprendente es que muchos proyectos de ley muy populares a menudo no se promulgan o lo son solo mediante el uso de artimañas procesales. El hecho de que ningún republicano en la Cámara haya votado por el Paquete de Ayuda de COVID-19 de Biden, que según encuestas recientes cuenta con el apoyo del 76% de la población, es indicativo, entonces, de una peligrosa tendencia hacia el gobierno dominado por una minoría en Estados Unidos.

En nuestro radar...

El aumento en el autoritarismo – “Después de que terminó la Guerra Fría, parecía que la democracia estaba en marcha. Pero ese optimismo confiado estaba fuera de lugar. En retrospectiva, está claro que era ingenuo esperar que la democracia se extendiera a todos los rincones del mundo. El giro autoritario de los últimos años refleja las fallas y defectos de los sistemas democráticos. La mayoría de los análisis del estado precario de la democracia contemporánea comienzan con una descripción similar. No son del todo incorrectos. Pero omiten una parte importante del panorama. La historia de las últimas dos décadas no es solo una de debilidad democrática; también es una de fortaleza autoritaria”, escribe Yascha Mounk en Foreign Affairs.

El impacto social de la pandemia – Según una encuesta de 24 países llevada a cabo por Ronald Inglehart, presidente fundador del World Values Survey Foundation, y Martijn Lampert, cofundador y director de investigación de la agencia internacional de investigación Glocalities, “el impacto de la pandemia ha tenido un efecto aleccionador en las personas, aumentando el pesimismo y las preocupaciones, pero al mismo tiempo les ha hecho reevaluar sus prioridades en la vida, enfatizando valores más comunitarios”.

¿Cuándo aprenderemos? – “Un vórtice polar fuera de curso se acercaba a la frontera con México, trayendo consigo aire helado del Ártico que rara vez se ve tan al sur como Texas. El equipo que se congeló hizo que los sistemas de generación de energía en el estado fueran inoperantes, lo que obligó a los operadores de la red a comenzar apagones de servicio para los clientes y luego dejarlos valerse por sí mismos en el clima glacial. Era el año 2021. Y 2011. Y 1989. Estas mismas escenas han sucedido antes en todo el estado de la estrella solitaria, y los expertos habían advertido anteriormente que volverían a ocurrir si los generadores de energía, los operadores de redes y los legisladores de Texas no hacían las inversiones necesarias para abordar el problema”… ya a mediados de febrero de 2021 “los tejanos sufrieron las consecuencias, con más de 50 muertes, más de 4 millones de hogares y negocios sin electricidad, 7 millones obligados a hervir agua de la pluma antes de beberla y pagando un precio que ya está en los miles de millones de dólares ”, según Dana Nuccitelli, en un blog para Yale Climate Connections.