Weekly Review – 10 diciembre 2020

Publicado el 10 de diciembre de 2020 / Read in English

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Weekly Review
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Estimados lectores:

A medida que nos acercamos al final de este año difícil y complicado, comenzamos a mirar hacia el 2021. El nuevo año trae muchos desafíos, pero también algunas razones para pensar que tal vez será mejor que el anterior. El mundo seguirá lidiando con las consecuencias para la salud y los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 en el 2021. Y aunque la disponibilidad de vacunas promete un regreso a algo cercano a la vida “normal”, fabricar y distribuir las vacunas representa un complicado rompecabezas en términos de logística, sin mencionar la gigantesca tarea de vacunar a miles de millones de personas. Sin embargo, si todo va bien, a finales del verano o principios del otoño deberíamos estar viendo señales de normalidad en nuestras vidas.

En el frente económico, el daño ha sido extenso. Sin embargo, es demasiado temprano para saber cómo se asentarán los diferentes sectores económicos. Algunos de los daños económicos resultarán ser temporeros, pero otros sectores pueden quedar permanentemente afectados, especialmente aquellos que dependen del contacto cercano de persona a persona, como el comercio minorista, el turismo, el entretenimiento, la hospitalidad y la educación, por mencionar algunos. De inmediato, la prioridad debería ser brindar asistencia a los que aún están desempleados, a las pequeñas y medianas empresas en dificultades y a los gobiernos estatales y locales, que han visto sus ingresos fiscales disminuir y sus gastos aumentar debido a la pandemia. Durante los próximos dos o tres años, la atención se centrará en gestionar la transición a lo que muchos economistas creen que será una economía mundial más pequeña, más digital, menos globalizada y cada vez más desigual.

Aquí en Puerto Rico, además de ocuparnos de todo lo anterior, también tenemos una agenda llena de otros temas pendientes. La isla entrará en el cuarto año de un complicado proceso de quiebra, bajo el control de un juez federal y una Junta de Supervisión Fiscal. Reestructurar con éxito la deuda de Puerto Rico de manera justa y equitativa será un acto de equilibrio complejo, ya que se tendrán que hacer concesiones difíciles y controvertidas entre los acreedores, los jubilados y las necesidades del público en general.

Al mismo tiempo, intentaremos impulsar un proceso de reconstrucción que ha sido demasiado lento hasta ahora para reparar el daño causado por los huracanes de 2017 y los terremotos de este año; un proceso que trae su propio conjunto de complicaciones y compensaciones, ya que tendremos que tomar decisiones difíciles sobre qué reconstruir, cómo y dónde, especialmente en las áreas de vivienda, energía e infraestructura pública.

Por lo tanto, la agenda está llena, la tarea que tenemos por delante es impresionante. Pero no tenemos que ponernos a trabajar incesantemente en este momento y regresaremos con el Weekly Review en enero de 2021. Hasta entonces, tengan una feliz temporada navideña junto a sus familias y seres queridos, tómense un tiempo para reflexionar y hablar sobre lo que ha sucedido durante el año, y recordemos levantar nuestras copas y brindar por los viejos tiempos el 31 de diciembre.

Sergio M. Marxuach, editor

En el radar de CNE para 2021

El equipo de CNE ha elaborado un resumen de algunos de los temas que creemos serán relevantes durante el 2021. Dado todo lo que está sucediendo, decidimos que sería más fácil para propósitos analíticos dividir los temas en cuatro categorías: la pandemia; la economía; la reconstrucción; y algunas tendencias internacionales. Esperamos que este resumen les resulte útil a la hora de planificar el próximo año.

Viene ayuda de camino – Se espera que la FDA apruebe al menos dos vacunas COVID-19 para uso de emergencia antes de fin de mes. El desarrollo de estas vacunas en tiempo récord es un logro científico impresionante y un testimonio de lo que se puede lograr cuando el gobierno y el sector privado trabajan juntos.

Pero los próximos meses serán difíciles – Sin embargo, espere dificultades durante los próximos meses, ya que la producción de vacunas tomará tiempo mientras el virus está fuera de control en muchos países, incluido Estados Unidos. Además, los desafíos logísticos son enormes: las primeras vacunas disponibles deben almacenarse a temperaturas muy bajas; se requieren dos dosis para adquirir inmunidad; y la distribución a los centros de vacunación es bastante complicada. Por lo tanto, no debería sorprendernos si experimentamos algunos contratiempos en el camino.

¿Puerto Rico está listo? – La pandemia de COVID-19 solo ha magnificado la importancia de tener gobiernos que estén bien equipados para manejar desafíos imprevistos. En Puerto Rico, sin embargo, el desmantelamiento del servicio civil profesional; la subcontratación y privatización de capacidades clave; y años de recursos económicos reducidos debido a las políticas de austeridad han disminuido la capacidad para responder de manera efectiva. Lo que nos lleva a plantearnos la pregunta: ¿el gobierno de Puerto Rico está listo para implementar y ejecutar este esfuerzo masivo para vacunar al menos al 70% de la población?

¿Podemos evitar el “apocalipsis de los desahucios”? – La pandemia también ha tenido efectos económicos profundos y duraderos que han hecho que muchas personas estén en una posición vulnerable en la cual podrían perder sus hogares. Sin embargo, el “apocalipsis de los desahucios” aparentemente se ha contenido en Puerto Rico gracias a la moratoria de las ejecuciones hipotecarias ordenada por el gobierno federal, así como una moratoria de desahucios muy limitada ordenada por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y el aplazamiento de los casos de ejecución hipotecaria y desalojo por parte de los tribunales locales. Sin embargo, estas medidas caducan pronto, lo que plantea la situación de qué se hará para evitar una avalancha de desahucios y ejecuciones hipotecarias. CNE ha abogado por brindar asistencia para el alquiler, así como por extender la moratoria de ejecución hipotecaria hasta que los hogares puedan recuperarse por sí mismos.

La recuperación de EE.UU. se está desacelerando – Datos recientes del mercado laboral indican que la recuperación económica en Estados Unidos se está desacelerando. La creación de empleos mensual está aumentando pero a un ritmo más lento y la cantidad total de personas empleadas sigue estando 9.8 millones por debajo del nivel informado en febrero. Además, el Wall Street Journal informa que la fuerza laboral de EE.UU. era un 2.5% más pequeña en noviembre que en febrero, una pérdida de 4 millones de trabajadores. Si bien es demasiado pronto para concluir que la reducción de la fuerza laboral será permanente, existen razones para creer que el efecto podría ser duradero: (1) muchos baby boomers han decidido retirarse antes de lo esperado; (2) muchas mujeres trabajadoras se han visto obligadas a quedarse en casa para cuidar de sus hijos; y (3) los trabajadores con pocas destrezas se han visto particularmente afectados. Es por eso que la legislación de alivio a corto plazo es tan importante, para brindar a las familias, las empresas y el gobierno estatal y local el apoyo que necesitan hasta que las vacunas estén completamente disponibles en la primavera.

Reconstruir mejor – Los efectos económicos de la pandemia también ofrecen la oportunidad de reconstruir una mejor economía, como explica Jason Furman en este artículo para Foreign Affairs. Además de estimular la economía a corto plazo, la administración entrante de Joseph Biden está bien posicionada para realizar cambios estructurales en la forma en que funciona el seguro de desempleo y otros programas de seguridad social; simplificar los programas para re-entrenar a los trabajadores; y desplegar inversiones federales en infraestructura pública, que se retrasaron durante mucho tiempo.

Todo eso ayudaría, pero… – También enfrentamos muchos otros desafíos económicos, por ejemplo, una contracción prolongada y niveles altos de desempleo, pobreza y desigualdad de ingresos, que preceden a los huracanes y la pandemia. Esto significa que la administración de Pierluisi debe elaborar un plan económico sensato, integrado y bien articulado para promover el crecimiento económico. Además, los altos niveles de pobreza y desigualdad de Puerto Rico requieren que el gobierno federal extienda a la isla programas que fomentan el crecimiento económico, como el Crédito por Trabajo, y aquellos que han tenido éxito en abordar la pobreza entre los más necesitados, como el Seguro de Ingreso Suplementario.

Además, la vivienda ha sido un problema perenne – La crisis de la vivienda en Puerto Rico antecede a la crisis económica. Según la Junta de Planificación de Puerto Rico, en 2019 los gastos de vivienda y los relacionados con la vivienda fueron la mayor parte (casi el 30%) del gasto personal total. Las cifras de la Encuesta de la Comunidad de Puerto Rico de 2019 muestran que más de la mitad de los inquilinos gastan más de un tercio de sus ingresos en alquiler, mientras que los costos relacionados con la vivienda representan más de un tercio del ingreso total para más del 40% de los titulares de hipotecas. Por lo tanto, estos hogares son altamente vulnerables a perder sus viviendas en caso de un shock grande, incluido otro huracán o la pandemia en curso, y esto demuestra que existe una crisis de vivienda asequible y que se ha hecho muy poco para atenderla. Abordar esta crisis de asequibilidad es un componente clave de cualquier estrategia de desarrollo económico, ya que la vivienda es un factor esencial para determinar la movilidad social. Incluso cuando la pandemia comience a llegar a su fin, no se puede lograr una recuperación económica hasta que podamos garantizar la estabilidad de la vivienda para los hogares vulnerables.

Y no se olviden de la deuda – Durante el 2021, la Junta de Supervisión y Administración Financiera de Puerto Rico y el gobierno de Puerto Rico negociarán la reestructuración de la deuda del gobierno central (aproximadamente $35,000 millones), así como la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico. La clave de ambas reestructuraciones es llegar a acuerdos justos, equitativos y sostenibles. Este último requisito es particularmente importante, ya que no se logrará mucho si alguna de esas entidades vuelve a quebrar dentro de cinco años. Uno de los riesgos que enfrentamos es la presión para cerrar un acuerdo rápidamente, por el simple hecho de hacer una transacción. Acelerar el proceso ahora nos puede costar caro en el futuro. Tomemos nuestro tiempo y hagámoslo bien.

El tiempo pasa –Han pasado más de tres años desde que los huracanes Irma y María nos azotaron sin piedad, y todavía la reconstrucción posdesastre parece una promesa lejana y sin cumplir. Para ser justo, vale la pena aclarar que este proceso es complejo y altamente burocrático y que en él intervienen numerosas entidades gubernamentales y actores, y sobran los reglamentos y directrices que se deben cumplir.

Y tenemos que seguir hacia adelante – La realidad es que ha habido mucho más movimiento de papeles que martillazos, pues ni una cuarta parte de los fondos de FEMA se ha desembolsado, y solo $473 millones han ido hacia obras permanentes. En el caso de Vivienda, el panorama es aún más preocupante, porque todavía hay miles de hogares con toldos azules y, hasta octubre del 2020, solo se habían completado 146 reconstrucciones o reparaciones de hogares bajo el programa de reparación, reconstrucción y relocalización de hogares (R3).

Pero muchos asuntos permanecen sin atenderse – entre los muchos problemas que afectan el proceso de reconstrucción, nos gustaría destacar los siguientes:

  • Primero, la coordinación. Si bien hay dos entidades locales diseñando programas y dirigiendo el uso y manejo de la mayoría de los fondos locales y federales para la reconstrucción, no nos queda claro si sus gestiones y movidas programáticas están armonizadas.
  • Segundo, la contratación local. Se habla de miles de millones de dólares (billions, en inglés) disponibles para “levantar a Puerto Rico”, pero nos preocupa que los contratos más cuantiosos, hasta el momento, se le han otorgado a grandes corporaciones estadounidenses en vez de a contratistas locales.
  • Tercero, la supervisión. Si bien el gobierno federal ha impuesto un sinnúmero reglas y requisitos para el uso de los fondos, necesitamos un mecanismo local de supervisión eficaz que facilite: mejores prácticas de transparencia, una nueva estructura de gobernanza, mayor participación ciudadana y mecanismos centralizados de información y comunicación.
  • Y, finalmente, la planificación. Se han presupuestado millones largos para la elaboración de numerosos planes para la reconstrucción, pero muy pocos se han comenzado a preparar. ¿No se supone que la planificación sirva como mapa de ruta para la ejecución de proyectos?

Están ocurriendo cambios geopolíticos – La década de 2020 comienza como una de cambios tectónicos globales que afectarán la capacidad de Puerto Rico para revertir los últimos años de crisis fiscal, deterioro económico y colapso institucional. En todo el mundo, la pandemia de COVID-19 ha acelerado la digitalización de la vida económica y social, ampliando las disparidades mundiales y nacionales en educación, oportunidades laborales y acceso a la riqueza. Los gobiernos se han esforzado al máximo para hacer frente a la pandemia, lo que subraya la importancia crucial de los sistemas nacionales de salud pública y las redes de seguridad social en las futuras agendas de planificación. Al mismo tiempo, la geo-economía global actual está desplazando el centro de gravedad internacional hacia el Pacífico, desafiando el sistema económico centrado en el Atlántico y Estados Unidos bajo el cual Puerto Rico prosperó durante la segunda mitad del siglo XX.

Y afectarán la respuesta de EE.UU. a los retos que enfrenta Puerto Rico – Estas profundas transformaciones enmarcarán y servirán de contexto a las respuestas que Estados Unidos podrá y estará dispuesto a brindar a los desafíos que enfrenta la isla. Y con un modelo económico obsoleto y una fuerza laboral cada vez menor, se estima que el 30% de los niños en edad escolar en la isla no tienen acceso a una computadora o a una conexión de Internet. Además, con un sistema de salud débil y un aparato gubernamental bajo administración fiscal, estas tendencias globales resaltan la importancia de enmarcar urgentemente la ruta para la reconstrucción futura de Puerto Rico tomando en cuenta un mundo rápidamente cambiante más allá de las costas de la isla.